1. Las ventajas de ir a casa en bus


    Fecha: 25/04/2019, Categorías: Hetero Autor: carihuevina, Fuente: CuentoRelatos

    ... sorprendido de mala manera. No hizo nada, nada de lo que yo quería que hiciese. Todo eso consiguió que a mí se me quitasen las ganas también. Terminé las pocas líneas que me quedaban sin ansia alguna. Cuando acabé guardé todo en la mochila, y me levanté para cambiarme de sitio. Tenía que pasar por su asiento para salir. Estaba haciendo eso, cuando me cogió por la cintura y me sentó a horcajadas encima suyo. Pude notar que sus ganas crecían por momentos, y las mías reaparecieron en el acto. Volví a sentarme en mi asiento original de cara a él. Él le daba la espalda a los asientos de al lado, cubriendo así lo que pudiese estar pasando. Escupió sobre su mano. Se reclinó un poco para aparentar normalidad y empezó a masturbarme.
    
    No sé si me espió sin darme cuenta o lo intuyó, pero en todo momento lo hizo sobre mi tanga, dejándolo todo mojado. Yo miraba a través de la ventana para aparentar normalidad y sobre todo para aprovecharme del efecto espejo del cristal. Por un momento me dejé llevar completamente, olvidándome de la gente, la preocupación de cuanto faltaba para llegar… Cerré los ojos y permanecí así un buen rato. Él estaba ...
    ... satisfaciendo con creces mis necesidades, no daba muestras de querer que yo hiciese lo mismo, y lo agradecí. Podía, por una vez, disfrutar simplemente. Y en eso estaba cuando de nuevo abrí los ojos y vi que ya había llegado a mi destino. Me incorporé de un salto. El hecho de ir toda mojada, sin acabar de llegar al éxtasis ahora me daba igual. No había tiempo para ninguna banalidad. Nada de dar las gracias, intercambiar números de teléfono o darnos el Facebook.
    
    Tenía que coger todo y bajar, la siguiente parada restaba a kilómetros de mi casa y no tenía quien fuese a recogerme. Pasé por delante de él apresurada. Noté un pellizco en el culo, pero no me digné a volver la mirada. Estuvo bien pero no iba a dejar que trascendiera más allá, no me apetecía escribir vagas palabras por compromiso durante una temporada para luego espaciarlas en el tiempo y así cortar de forma sutil algo que nunca existió. Bajé del autobús, acomodé mi aspecto y cogí rumbo a casa. Ya en ella después de cambiarme, revisé los bolsillos antes de lavar la ropa. Me encontré un pase con la parada solicitada y un número de teléfono. La duda me asolaba, ¿qué hacer? 
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