1. Sexo en la oficina del Instituto


    Fecha: 29/04/2019, Categorías: Confesiones Autor: Lucy28, Fuente: CuentoRelatos

    ... Mientras me lo comía yo no dudé en no dejar de tocarme las tetas; mientras relamía cada gota de mis jugos bajaba mi mano y con mis dedos jugueteaba con su lengua tocándome yo también, me encanta rozar mi coñito empapado mientras me lo comen y como lo come Luis chicas uffff, creo que ha tenido que lamer muchos coños porque lo hace de vicio. Mientras lo relamía e incluso mordisqueaba me preguntaba si me gustaba:
    
    —No me gusta cielo, me encanta, no pares por dios no pares —le rogaba, porque ya no se lo pedía, sino que se lo suplicaba.
    
    No dejábamos de gemir, cada vez más fuerte, en el fondo queríamos que nos escucharan, no nos importaba que supieran que estábamos liados (a pesar de que los dos somos casados).
    
    Cuando vio que ya estaba que no podía más, que la polla le iba a reventar me hizo levantar de la silla y me dijo que ahora venía lo bueno de verdad; me puso de espaldas a él y me levantó la falda hasta la cintura, empezó a rozarme la polla por el culo, me hizo ponerme en posición y me la metió por el coño a lo bestia desde atrás; no pude evitar dar un grito de placer; desde atrás lamía mi cuello y mi oreja, y me susurraba al oído cosas que hacían que me excitaran más y más.
    
    —Te la voy a meter tan fuerte y tan honda que vas te vas a morir de gusto.
    
    —Si? Pues ...
    ... demuéstramelo cabrón, venga, eso es lo que sabes hacer?
    
    —Así que me retas? Pues ahora verás.
    
    Empezó a embestirme a lo bestia, mis tetas botaban como dos pelotas de la fuerza con la que me estaba follando, me encantaba notar sus huevos golpeándome. Estaba a punto de correrse cuando le pedí que parase que quería montarlo, que iba a disfrutar más.
    
    No dudó en coger una de las sillas más pequeñas y sentarse, me senté frente a él clavándomela hasta el fondo ahhhh. Mis tetas estaban a la altura de su boca y siempre que podía las lamía, estábamos al borde del éxtasis, yo me levantaba y me sentaba cada vez con más fuerza hasta que noté que se iba a correr, comencé a apretar mi coño contra él mientras Luis bombeaba toda aquella leche dentro de mí, estaba exhausto. Estuvimos abrazados en esa posición durante 3 o 4 minutos. Después nos vestimos y bajamos a la fiesta.
    
    Todos preguntaron dónde estábamos y claro, yo lo tenía todo calculado, así que saqué dos botellas más de ron que habíamos comprado y que había reservado como excusa:
    
    Sabíamos que no iba a haber bebidas suficientes, así que salimos otra vez a comprar.
    
    —Muy bien pensado Lucy, tú sí que sabes.
    
    —Gracias, eso dicen —y le guiñé un ojo a Luis.
    
    Fue genial, uno de mis polvos preferidos, pero no el único que eché con Luis. 
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