Fuí infiel en mi noche de bodas
Fecha: 22/08/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... puesto, tocaron la puerta. Sospeché que sería Stefan, pero me dio igual; me atreví abrir la puerta, y sin darme tiempo de nada, Stefan entró empujándome y yo lancé unos gritos que nadie escuchó. Me tapó la boca con su pañuelo y me recostó sobre el sofá bocabajo, me subió el vestido y quiso besarme las nalgas, pero yo se lo impedí con un jalón de pelos. Stefan no se rindió y sacó un revólver. Yo me quede estática, no dije nada y le pedí que por favor, no disparase.
Yo lentamente fui sacándome el pesado vestido blanco de novia y me quedé parada frente a él, mostrándole mis encantos, que supuestamente estaban separados para mi esposo. Yo llevaba puesto un calzoncito blanco de encaje, un sostén también de encaje y unas medias blancas, sujetadas con unos portaligas blancos. Definitivamente yo sabía que lucía excepcional, capaz de enfermar la mente de cualquier hombre…
Mi esbelta figura lucía en su máximo esplendor al estar adornada con la sugestiva ropa interior que llevaba puesta, mi curvilíneo cuerpo se veía simplemente espectacular, mis senos tratando de salirse del brasier, la tanga que con dificultad cubría los vellos de mi vagina y que por atrás, se escurría entre mis nalgas. Las medias blancas resaltaban aun más mis torneadas piernas, y como todas las mujeres sabemos, las medias con liguero, siempre han sido excitantes para los hombres, que en el cuerpo de una mujer bien formada, lucen estupendas, y la hacen verse a una más sexy y erótica; y más aún, con la escultural ...
... figura que me cargo, y mucho más todavía si lo lleva puesto una señora recién casada, que no es la suya. Pero en ese momento me veía tan indefensa, temblaba porque sabía lo que estaba provocándole a mi amigo, y temiendo que disparase.
Caminé hacia el mueble dándole la espalda y sabiendo que su lujurioso estado, saboreaba ya mi duro trasero. Me recosté en el mueble, tal como dijo.
Yo meneaba mis nalgas de derecha a izquierda temblorosamente.
Yo maldecía al cabrón de mi marido, ¿por qué estaba dormido en nuestra noche de bodas?... Tenía miedo, no sabía de lo que era capaz Stefan, no sabía que podría hacerme... En eso, sin mirar, sentí sus labios besando mi trasero, yo sudaba de miedo, temblaba.
Él no me escuchaba, sentí que su lengua lamía mis nalgas, y yo no hacía nada, ¿qué podía hacer?... En eso me quitó la pantaleta y traté de luchar con él, pero no pude, era más fuerte que yo. Sentí como su lengua se colaba entre mis nalgas, paseándola de arriba abajo… Cuando sentí que succionaba mi clítoris, empecé a excitarme, me sentí una puta al darme cuenta de eso, y traté de no sentir nada. Estuve intentándolo como dos o tres minutos, pero era demasiado tarde. Mi negativa se fue transformando en aceptación, el placer me empezó a invadir.
Cuando empecé a regalarle mi cuerpo y relajé mis músculos, comencé a disfrutar de su habilidosa lengua, que traviesamente se metía a mi vagina, jugaba con mis vellitos y mi clítoris, y trataba de inaugurar mi ano, aún puro.
Hice lo ...