Mi profesora de química
Fecha: 04/05/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Titánxxx, Fuente: CuentoRelatos
... pantalón, la miré y le pregunté si la quería dentro de ella.
Me miró con una cara de poseída y me dijo que sí, ¡Sí, por favor! -me dijo-
Entonces la puse de rodillas y le puse mi correa en su cuello y me la llevé como mi perrita a su cama. No conocía su ubicación, así que nos paseamos por varias habitaciones antes de llegar a su cuarto. Yo miraba sus nalgas subir y bajar al gatear.
Llegamos y le dije que era mi puta, ella asintió.
Le dije que se ponga delante del espejo, mirando a él, mientras yo me la comía a besos y mordiscos. Yo quería que viera lo puta que se pone cuando goza.
La voltee y le susurré que yo sería su maestro ahora, ella me miró agradecida. La puse de rodillas y le ordené que me quite la ropa suavemente.
Luego le ordené que me lo acaricie suavemente y coloque su cara junto a mi verga dura y venosa y me abrace las nalgas y se quede en silencio e imagine que la tiene adentro. Ella lo hizo y suspiró temblorosa.
Luego de estar un rato así frente al espejo, con mi verga le golpeaba su boca y su cara.
-Quiero que me chupes las bolas -le dije.
Ella se apresuró ...
... obediente, me la ponía más y más dura;
-lo haces muy rico -le dije- te pondré nota resaltante. Ella sonrió y me dio las gracias.
La llevé a su cama, siempre con la correa al cuello cual perrita en celo.
La coloqué sobre la cama, nos pusimos en un delicioso 69, Yo ya estaba goteando, la tenía muy dura y ella me apretaba los muslos y se mojaba todita.
La levanté y el 69 lo hicimos en vertical. ¡Delicioso!
Nos veíamos en el espejo.
La tumbé a la cama y la penetré con fuerza, mi pelvis chocaba con su sexo una y otra vez, me arañaba las nalgas cada vez que podía, estaba mojadita y eso me la ponía muy dura, alternamos en posturas impresentables con frases cerdas y oscilando entre caricias y golpes, me vine dentro de ella y en sus pechos; creo que la violé con su permiso, eso pensé en ese entonces.
Nos bañamos juntos y me vine en su boca. Tenía una magia en sus ojos cuando me miraba hacerlo. Planchó mi camisa mientras yo se la mandaba por el culo me encantaba su mirada entre poseída y agradecida, siempre me la ponía dura. Hicimos el amor como si fuese nuestra única vez.
Y así fue.
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