1. Un día de mis Vacaciones (III)


    Fecha: 09/05/2019, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... trío!"
    
    Sonreí ante la idea, Cata se sonrojó de tal manera que sonreí aún más al verla, ella se acercó y me susurró suavemente:
    
    - "Andrea creo que esto es el límite, no vas a decirle que sí, ¡esto es una locura!"- "Demasiado excitante para negarnos, ¡no me digas que no te suena ni un poquito..!"- "¡Por Dios ya te pasaste! Es suficiente tener algo entre nosotras, ¡¿ahora vas a involucrar a alguien más?!"- "Confía en mí, somos dos contra una, ¡no pasará nada que no queramos!"
    
    Me separé, le extendí la mano a la desconocida y nos presentamos:
    
    - "Muchísimo gusto, soy Andrea, ella es Catalina."- "Soy Alejandra, ¡mucho gusto también! ¿Entonces qué responden? ¿Lo toman o lo dejan?"
    
    Distraje la mirada con el fin de pensar un poco las cosas, me di cuenta que se nos había ido la tarde caminando y hablando en el bar y que eran las nueve de la noche, en unas horas tendría que despedirme de Cata para no volverla a ver en un largo tiempo, me imaginé las eternas horas que pasé extrañándola, queriéndola, deseándola y ahora la iba a dejar ir tan fríamente como la vez anterior, en las vacaciones, además recordé que en ese domingo sólo nos habíamos dado algunos besos y un simple abrazo cuando la saludé en el hotel, no habíamos tenido sexo y si de experimentar se trataba la excitante propuesta de Aleja sería perfecta.
    
    - "¡Andrea! ¡¿vamos o no?! -preguntó impaciente Aleja- el carro está afuera, listo a ir a donde sea."- "¡No! -dijo Cata- ¡no iremos! Nosotr..."
    
    Interrumpí ...
    ... a mi amiga halándola del brazo, yo estaba de pie y miré a Aleja para luego decirle que obviamente iríamos y no dejaríamos escapar esta oportunidad, salimos y nos montamos a la camioneta, vi el cielo blanco, la enorme amenaza de lluvia, la cara de horror de Cata, nos hicimos en la parte trasera del carro y me quedé mirando la placentera expresión de Aleja por el espejo retrovisor, encendió el motor y arrancó tan rápido como pudo, desviándose por la autopista y acelerando cuánto podía.
    
    Me estiré y prendí la radio, puse mi emisora favorita y escuché un disco de esos que manejan un ritmo que invita al peligro, a la seducción, a la sensualidad y al sexo, llevé el ritmo y miré la enorme sonrisa de Aleja que me indicaba cogerme a Cata con frenesí. Sin rodeos, explicaciones, prejuicios ni miedos me le tiré encima y la empecé a besar tocándole violentamente el busto, sentí la presión que hacía para que me separara pero ella sabía que yo no tenía vuelta atrás, terminó por dejarse hacer y dejar pasar el tiempo hasta que se excitó y empezó a disfrutar de la escena que estábamos dándole a nuestra hambrienta anfitriona.
    
    Fui empujando a Cata hasta acostarla en el piso de la camioneta, le desabroché la blusa casi arrancando los botones, esa música pesada me había puesto más cachonda que de costumbre y sentí el fuerte impulso de poseerla, al verla sin blusa ataqué el sostén y casi dañándolo lo desabroché, empezando a chuparle los pezones, vi cómo entrecerraba los labios, cómo gemía ...
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