1. Las zapatillas de Isabel


    Fecha: 11/05/2019, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Pepe vivía, en una gran ciudad, en un barrio, en un piso como tantos otros con varios cecinos, tenía 14 años y su vida sexual se reducía a las pajas, como cualquier chico de su edad, la única diferencia es que él no basaba sus fantasías en gente famosa ni en modelos, para él tenía más morbo imaginarse follando con cualquier mujer que viese por la calle y le gustase o con alguna vecina, la verdad es que había varias que en su imaginación estaban dispuestas a hacer cualquier cosa que él ideara, últimamente había empezado a masturbarse pensando en su vecina de al lado, Isabel. Era una mujer de unos cuarenta años, con un hijo de tres, al que a pesar de su edad le seguia dando el pecho, Pepe nunca la habista visto, pero muchas de sus pajas consintían en imaginarse que era él el que chupaba esas tetas. Isabel y la familia de Pepe se llevaban muy bien, tenían las llaves de su casa para echar un vestizo o regar las plantas cuando se iban de vacaciones. A Pepe le gustaba entrar a casa de la vecina para jugar con su hijo y para estar cerca de ella, le gustaba fijarse en la ropa que llevaba y así luego cuando se masturbaba pensando en ella imaginar que se la iba quitando poco a poco. Isabel no era nada provocaativa, en invierno solía llevar una bata de paño hasta los tobillos y en verano o bien un sueter y una falda no muy corta, casi siempre por encima de la rodillas, o bien una bata abotonada de arriba abajo que le llegaba a la misma altura más o menos. Un día estaba Pepe jugando con ...
    ... el hijo de Isabel, en un momento dado este dio un golpe a una mesa, con tan mala suerte que un jarrón se cayó al suelo y se hizo añicos, al oir el ruido Isabel se aacercó haber que había pasado, en esta ocasión llevaba una falda negra y una blusa que le estaba bastante holgada. ¿Que ha pasado? Preguntó Isabel. Nada, dijo Pepe, que Luis (era el nombre de su hijo) ha tirado el jarrón. Eres un demonio, Luis, se quitó la zapatilla y se agachó para darle con ella a su hijo en el culo. Al agacharse Pepe pudo ver sus tetas, la blusa se echó hacia delante y dejó ver sus pechos, ese día Isabel no llevaba sujetador, Pepe no podía quitar los ojos de esas tetas con las que tanto había soñado. Se despidió como pudo y se fue a su casa, al servicio, esta vez iba a hacerse una paja, no imaginándose las tetas de Isabel, sino viendolas porque ya sabía como eran, cuando se iba a correr se le mezcló la imagen de las tetas y las zapatillas, se corrió, no supo si pensando en sus tetas o en sus zapatillas. Hay que recalcar que las dichosas zapatillas eran unas zapatillas normales, de las de estar por casa, de mercadillo, su madre tenía unas parecidas y nunca le habían parecido nada eróticas, pero ver como le daba a su hijo con ellas en el culo le despertó la lujuria. A partir de entonces, Pepe, aprovechando que tenía las llaves de su casa entraba en ella cada vez que sabía que Isabel no estaba, siempre hacía lo mismo, iba al lugar donde tenía las zapatillas y se las ponía, después iba a la lavadora ...
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