Prueba a meterme la polla en el culo, papi
Fecha: 15/05/2019,
Categorías:
Transexuales
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
Electra, a la que su padrastro apodaba Mimitos, acababa de cumplir los 19 años, medía 1 metro 75 centímetros. Era morena, delgada, de ojos grandes color avellana, piel blanca y sedosa, labios gruesos y sensuales, tetas grandes, buen culo y generosas caderas.
Bob, su padrastro, era un cuarentón, play boy hasta que se casó con la madre de Electra, Sophie, una cuarentona, rubia de ojos verdes, muy alta, aún de buen ver y viuda de un millonario. Vivian los tres en una mansión de la campiña inglesa de Surrey.
Aquel fin de semana, Sophie, se había ido a París a ver un desfile en una famosa pasarela. Eran las diez de la noche del sábado. Bob estaba sentado en un sillón del salón escuchando música clásica con los auriculares puestos y tomando un whisky con hielo en el living room de la mansión, que estaba amueblado con dos sofás redondos de cinco plazas, dos más de una plaza en las esquinas y una mesita con la parte superior de cristal entre los sofás grandes, en la que se posaba un jarrón con flores. Debajo de estos muebles había una alfombra persa. En las paredes había cuatro copias de pinturas de Sorolla: Paseo a la orilla del mar. La llegada de los barcos. Comida en el barco y Niños en la playa. El piso era de parqué y el techo de madera blanca. Tenía una chimenea con un ventilador encima, un mueble bar, tres grandes ventanales con sus respectivas cortinas, y unas escaleras de madera blanca que llevaban al piso de arriba.
Electra, con coletas y vistiendo una minifalda ...
... cortita, un top blanco y calzando zapatillas de deporte y calcetines blancos, paseaba por delante de su padrastro. Bob, se quitó los auriculares. Electra, le dijo:
-He ido de compras, ¿Te gusta este modelito?
Bob miraba para su hijastra, que se giró dándole el culo. Si su esposa no lo tuviera amenazado le diría que le gustaría arrancárselo a mordiscos. En vez de eso, le dijo:
-Un poco corta la falda, para mi gusto.
Electra, se dio la vuelta y se agachó para apretar los cordones de una zapatilla. -obviamente lo estaba provocando- Bob, vio las bragas blancas. Mirándola con lujuria y con ganas de arrancarle las bragas y comerle el chocho, soltó:
-Lo dicho, demasiado corta.
Se incorporó, y le dijo:
-A ver si te gusta lo demás que me compré.
Electra, se fue y volvió con un pantalón de deporte rojo, las mismas zapatillas de deporte y una camisa blanca, atada a lo gitano, totalmente desabotonada en la que se veía un pequeño sujetador blanco al que parecía que lo querían reventar sus grandes y redondas tetas.
Paseando de nuevo, le preguntó:
-¿Te gusta este?
Bob, pensó para sí mismo "¡Qué polvazo tienes, jodida!", y después le dijo:
-Demasiado atrevido. Irás por la calle pidiendo guerra.
Se marchó y al ratito volvió vestida de colegiala, con chichos, camisa blanca y una minifalda de cuadros más cortita que la otra y con las mismas zapatillas de deporte.
-¿Qué te parece, papí?
¡Qué que le parecía, si supiese como le latía la verga, sabría lo ...