Mi Casera me la Chupa
Fecha: 18/05/2019,
Categorías:
Anal
Sexo con Maduras
Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster
... se iba a trabajar y su marido se ponía a ver la tele, Cecilia subía las escaleras y tocaba a mi puerta. Yo le abría y la recibía siempre con una camiseta de algodón color azul oscuro como mi única prenda, y con mi pene con forma de garrote cruel apuntándole. Ella hacia la misma ceremonia a diario: Cecilia su ponía de rodillas y se sacaba las tetas por arriba del vestido, abría mucho los labios y yo "le follaba la boca" un buen rato, disfrutando de sentir como entraba en ella; y cómo la golpeaba con mis huevos mientras sus labios se arañaban con los pelitos de mi pubis afeitado al metérsela hasta las trancas. Me corría sobre su garganta, a veces sobre sus cabellos peinados de peluquería o sobre sus tetas o sobre su maquillado rostro. Cecilia, no solo disfrutaba chupando, al final se recreaba con mi semen, lamiendo cualquier resto y, para ello, lo recogía con sus manos de sus cabellos o de sus tetas y después se lamía las manos; pero siempre terminaba lamiéndome la polla muy despacio, como si fuera una piruleta. Cecilia no quería que me la follara, no deseaba engañar a su marido hasta ese punto; me dijo tras la primera mamada: —Antonio, quiero comer de tu pito, me encanta hacertelo; pero no quiero desnudarme, solo enseñarte mis pechos; no quiero que me lo metas abajo; no me sentiría bien llegando a tanto en la infidelidad a Pablo, ¿te parece bien? —Bueno, me parece aceptable, pero muy morboso a la vez señora. Cada día Cecilia entraba a tomar "su alimento" y se marchaba. Tras ...
... varias semanas tragándose mi leche su rostro se mostraba radiante y, en las cenas, me hablaba sin parar; cuando en las visitas a mi habitación solo abría la boca para "tragar". En una cena su marido le preguntó. —Querida, que has tomado; que te veo tan exultante —ella le respondió así, mirándome a mí a los ojos a la vez y sonriendo. —La vida, querido, me he tomado la vida. Su marido pareció entrever algo entre los dos por las miradas cómplices, su hija no. Al otro día, mientras mi casera me la chupaba de rodillas, escuché un ruido en las escaleras y al momento vi un ojo mirando por el agujero. Ver ese ojo me excito tanto que agarré la cabeza de Cecilia con mucha fuerza clavándole mi miembro en la garganta como un dardo y, aplastando mis distendidos huevos contra su barbilla como si fueran una hamburguesa. El ojo permaneció allí inmutable, muy abierto y sin parpadear, yo, muy excitado sintiéndome observado, le saqué la polla de la boca a la señora y, meneándomela frente a su cara me corrí a chorros sobre ella. Mi semen se deslizaba desde su rostro hasta su garganta y hasta su vestido con gotas espesas. Sin que Cecilia viera la pantalla, abrí el portátil y vi a su marido al otro lado de la puerta mirando por el agujero. Muchas tardes me corrí sobre mi casera, en su boca, en su rostro; mientras su marido nos miraba por el agujero; ¡qué fuerte me pareció aquello entonces! (Aun me lo parece). Después de más de un mes así, las cenas y los almuerzos eran mi pasión, por ver a mi casera ...