1. Hermanos de tierra caliente


    Fecha: 18/05/2019, Categorías: Primera Vez Hardcore, Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    ... primera ya estaba corrida, pero la segunda también había sido virgen hasta aquel día. El que fueran hijas de amigos o conocidos ya le valía gorro a Mateo (aún menos que el gorro de látex que se ponía, previsoramente, para no dejarlas encinta).Hijas de uno u otro, el cabrío semental no dejaba precinto sin romper.—¡Gaby, ya déjate hacer! Ábrete bien de piernas y ponlas flácidas, no te pongas tensa —le aconsejó, a voz en grito, una de sus amigas que le habían acompañado.«Ésta ya hasta habla como toda una experta», pensó Mateo, quien recordaba que, no hacía mucho, tuvo que tolerar los mismos gritos y manoteos de esa misma chiquilla que ahora se mostraba muy docta.Mientras que no muy lejos de ahí, Renata aprendía que tener al hombre más codiciado del pueblo tenía su precio, Mateo se daba el gusto de penetrar a una de las jóvenes con las piernas izadas, al mismo tiempo que besaba a las otras dos a la vez.El grueso y largo pene entraba y salía de la estrecha puchita de la “niña” agasajada, y... si hubiese un observador privilegiado que contemplara tal escena, no podría entender como aquel cuerpo tan estrecho y pequeño podía albergar algo tan tremendo. Es que la diferencia de altura y dimensiones entre Mateo Capistrana y cada una de las chamacas era de considerarse. Sin embargo él las trataba como a cualquier otra mujer desarrollada:• Se afianzaba de las escuetas cinturas y se clavaba en ellas con todo el poder de sus músculos.• Las abría de piernas con toda la amplitud que le ...
    ... permitían sus propios brazos.• E incluso les hizo la cola a cada una de ellas incrustándose en sus más estrechos agujeros.Justo cuando se clavaba en el ano de la última en ceder, y recordando la buena ocurrencia de Zenaida, dio indicaciones para que las otras dos chicas se montaran encima, una sobre la espalda de la otra, de tal forma que formaran una gradería humana escalonada por sus culos. Así podía darse el gusto de lamerles los ya dilatados agujeros a las otras dos mientras seguía penetrando a la de hasta abajo.Dicho orden de cuerpos propició que las chiquillas se desinhibieran y se acariciaran entre sí.¿Qué otro hombre, lugareño de esas tierras, sería tan favorecido como para atestiguar eso?: El florecimiento de tres jóvenes mujeres que les permitía gozar la vida más allá de las convenciones locales. Sólo Mateo Capistrana, sólo él correría con tan envidiado privilegio.Al final, las tres chiquillas compartieron el deleite de saborear, de manera compartida, y por primera vez en su vida, el sabor de la leche masculina. Y, al venir de tan portentoso semental, a ninguna le faltó su bien conferida ración.Por otro lado, a Renata le estaba saliendo caro el privilegio de ser la esposa del cogelón del pueblo, pues vivía en medio de la inquietud diaria de la espera. Y es que no sólo pasaba por su cabeza lo obvio: aquél metiéndosela a cuanta dama se le ofreciera, sino que temía que, alguna vez, Mateo fuese atacado por algún esposo o padre celoso, en venganza del honor mancillado. Y no ...
«12...8910...»