Violación grupal en la parada de colectivo
Fecha: 25/05/2019,
Categorías:
Intercambios
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... caso, le daba asco sentir la leche del violador en su paladar, si lo retenía más tiempo iba a vomitar, por lo que escupe a un costado de la cama, manchando el piso de blanco.
Le legó el turno al que atesoraba su bombacha. Se le acercó, sigiloso. Le acarició la mejilla con ternura con la bombacha todavía húmeda. Ella percibió su propio olor mezclada con la del hombre. No pudo reprimir el gesto de repulsión. El hombre la vio borrosa en la penumbra, pero no se sintió ofendido, siguió acariciándola, recorriendo la tela blanca por todo el rostro de Tamara, yendo de la mejilla al mentón, hasta posarla en la boca. “lamé”, le dijo en un susurro desagradable. Tamara saca la lengua y lame su propia bombacha. Para hacerlo tuvo que pensar en otra cosa. Se decía que la próxima vez que César quiera acercarla hasta su casa, aceptaría la invitación, y si se la quería coger, bueno, seguramente la trataría mejor que esos tres roñosos. Pero luego piensa que nunca más estará con los hombres, que son todos iguales, y sólo quieren coger a toda costa.
Vuelve al presente cuando siente la carne dura chocar con sus labios. El hombre le había dicho algo, no sabe qué, pero está segura de lo que el tipo quiere. Abre la boca y cruza las manos detrás de la cintura. Esta pija es un más grande que la otra. Tiene que abrir mucho las mandíbulas para no morder. Saca la lengua y siente cómo un hilo de baba cae sobre su pecho. Este tipo la mete más despacio, por suerte para ella no parece pretender ...
... metérsela hasta la garganta, si lo deseara, podría causarle mucho daño. Tamara trata de escapar de la realidad nuevamente, piensa en los medicamentos del padre, en los exámenes de la facultad, en si le va a dar bola a César o no. Nuevamente es traída a la realidad con los gemidos del tipo que eyacula sobre sus tetas, una eyaculación copiosa que incuso mancha su vestido.
La tercera mamada representó un trámite. Fue una corta repetición de lo que ya había hecho. Escupe el semen a un lado. Se siente sucia, puta, rota y vacía. Se pregunta si ya la van a liberar, pero sabe que la noche todavía no termina, y que era muy probable que no la liberen nunca.
Los tres cuerpos caen sobre el colchón, rodeándola. Siente muchas manos meterse por debajo del vestido. Unas le manosean el culo, otra el sexo, otra los muslos, alguna de ellas sube hasta las tetas, pero la mayoría se concentra en la parte inferior, le acarician las piernas, recorriéndolas, para introducirse de nuevo por debajo de la tela para alcanzar las partes más deliciosas. Tamara se siente como flotando en el aire, tiene los ojos cerrados, no ve nada y sólo siente esas manos que la frotan todo el tiempo. Se siente dentro de uno de esos animés porno donde la víctima es violada por un monstruo que en lugar de manos posee muchos tentáculos. Los tres violadores, en la penumbra resultan indistinguibles unos de otros, bien podrían tratarse de un solo ser, con un único cuerpo que extendía sus numerosas extremidades para disfrutar de ...