1. De cómo entregué mi virginidad anal (Parte I)


    Fecha: 27/05/2019, Categorías: Voyerismo Autor: AndresM, Fuente: CuentoRelatos

    ... normal en esa época entre estudiantes universitarios, sin plata para salir a carretear por los bares.
    
    Ese sábado en la noche llegué a la dirección que me había dado, un edificio antiguo muy bonito, a la entrada de lo que era el barrio del puerto de Valparaíso, y subí al departamento en el segundo piso. Golpeé la puerta y un tipo muy amable salió a recibirme, me invitó a pasar y a acomodarme en un sofá. Mi amigo ya estaba ahí, con una copa de combinado a medio beber, quien se adelantó hacia mí dándome un cariñoso abrazo de bienvenida. De inmediato apareció el dueño de casa ofreciéndome un vaso lleno de nuestro trago favorito, y empezó una velada muy entretenida. Sólo me extrañó que nadie más llegara.
    
    Después de aproximadamente una hora, y otro trago, el dueño de casa se puso de pie, nos pidió disculpas, pero dijo que tenía que ir a un cumpleaños al que había sido invitado a última hora, pero que nos podíamos quedar en confianza, había trago disponible, sus discos (hoy llamados vinilos), su equipo de sonido, guitarra, etc.
    
    Lo despedimos en la puerta, y cuando esta se cerró tras de nosotros, Lucho me abrazó, me dio un beso apasionado y me dijo "¡Qué suerte que nos pudimos quedar solos!". Acariciaba mi espalda, me besaba el cuello y sus manos bajaban hasta mis nalgas, apretándome con ambas manos a su cuerpo. Yo sentía su pene ya duro al mismo tiempo que el mío también se endurecía. Como en una danza, nos dirigimos al sofá, donde él desabotonó mi camisa y empezó a ...
    ... besar mis pequeñas tetillas, regalándome otra maravillosa sensación de placer hasta entonces desconocida para mí.
    
    Estaba tan excitado, que me dejé desnudar, completamente entregado a lo que sabía que iba a suceder. Me hizo acomodar en el sofá de espaldas a él, medio de costado, mientras él se desnudaba e iba a baño en busca de algo, que después empezó a untar en mi culo ansioso y virgen, penetrándome con un dedo como asegurándose que la lubricación llegara lo más profundamente posible.
    
    Dicen que la memoria es selectiva, y que mantiene más vivos los recuerdos que más nos impresionaron, para bien o para mal. El hecho es que no tengo recuerdo del dolor que todos describen como inevitable durante la primera penetración anal. Tal vez él supo muy bien cómo hacerlo, pero cuando su glande venció la resistencia de mi primer esfínter, sólo recuerdo que me arrancó un gemido que ni yo mismo reconocí. De ahí para adelante fue una sola locura de lujuria y placer. El me penetraba rítmicamente, hasta que sentí su pelvis aplastando mis nalgas, y sus bolas contra mis bolas, su respiración y sus gemidos mezclados con los míos. Me hacía gozar como nunca imaginé que iba a gozar, hasta que exclamé: "Lucho, voy a acabar!!!". De alguna parte cogió un pañuelo, y envolvió mi pene para no manchar el sofá, y luego aceleró su ritmo de mete y saca hasta que con unos gruñidos se puso rígido, y con unos estertores sentí que se vaciaba en el fondo de mi culo ardiente.
    
    Así estuvimos un rato, abrazados ...