Domingo de Pantimedias e infidelidad - Relatos Eróticos

Domingo de Pantimedias e infidelidad

... 15 minutos sonó el teléfono, lo tomó y se fue a la recamara a contestar la llamada. Pienso que ha de haberse tardado unos 20 minutos o algo más, mientras tanto, Omar y yo ya no teníamos cervezas, sino que ya habíamos comenzado a tomar tequila.

Salió de la recamara y fue a colocar el teléfono en la base de alimentación y con una cara como de tristeza (muy picara, pero al fin y al cabo tristeza), me comentó que una de sus amigas había cancelado la cita, eso me parece que las desanimó a las supuestas otras amigas y que mejor habían pospuesto su comida para otra ocasión.

Me dice —¿Sabes qué? pues ni modo, me voy a cambiar y si gustan pedimos una pizza, porque no quiero hacer nada de comer, ¿ok? Ya regreso. Entonces le respondí —y si te quedas así, no va a pasar nada; —déjame quitarme por lo menos la falda, me voy a poner más cómoda.

Regresó en 5 minutos y bueno, creo que más cachonda no podía verse. Obviamente se dejó las pantimedias y se puso una blusa más sencilla, también se puso un short de lycra de color rojo y se puso unos flat.

Conectamos la Tablet a la tele y nos dedicamos a ver videos de YouTube, pedimos una pizza y mientras cantábamos, casi nos terminamos entre los dos una botella. Ella siempre estuvo sentada a mi lado, pero constantemente se levantaba del sillón y se dejaba ver las piernas en su totalidad. Cada vez que sentía que se le subía el short a la entre pierna, se lo bajaba, pero jalaba mucho la lycra.

En la siguiente botella ella ...

... sorpresivamente me pidió que le sirviera una copa preparada y de inmediato se la hice. Tanto Omar como yo ya estábamos más desinhibidos y las pláticas ya eran más calientes. Decidió sentarse en medio de los dos y comenzó a mostrare más las piernas a nuestro invitado. Por cierto, Omar estaba tan emocionado que ahora, ya sin tanto temor, volteaba a ver más seguido a las piernas de mi mujer, pero sin sugerir nada, todavía.

Después de tres copas, mi esposa me comenta que le dolía la cabeza y que mejor prefería irse a descansar, se despidió de Omar y me preguntó que, si íbamos a seguir viendo la tele, que le bajara el volumen, pues luego los vecinos se quejan de todo.

Fui al baño y de rápido entre a la recamara casi en seguida que ella se metió. La encontré viendo la tele en la recamara y ya media emocionada me dijo —así me quedo ¿eh? Ni pienses que me voy a quitar la lycra. Y recuerda, solo van a ser caricias en las piernas, así como estoy vestida.

Salí de la recamara y nos tomamos todavía una copa más. Ya medios pedos le comenté a Omar, que, si me quería esperar en la sala o me acompañaba, que, porque a mi esposa le dolía el pie, había entrado de rápido al baño y al salir se había doblado el tobillo. Entonces nos llevamos las copas a la recamara y supuestamente ella se estaba quejando del dolor. Me senté en la cama y él se sentó en un sillón. Comencé a sobarle el pie, bueno el tobillo, pero poco a poco mis manos iban acariciando toda la pierna.

Se quedó ligeramente dormida y con ...