Un tanto exótico: Un ladrón dotado
Fecha: 25/08/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Este relato que voy a contar pertenece al baúl de mis experiencias sexuales.
Mi nombre es Patricia, comúnmente me dicen paty, tengo 26, de buenas medidas 93 -68 – 95, morocha, ojos verdes, casada y arquitecta. Mi marido es excelente persona pero flojísimo en la cama, me duele decir esto pero no me hace bien el amor, esto digo porque es muy escaso, repentino y solo vaginal, ni siquiera le gusta que le practique sexo oral.
Como mencioné antes mi pareja (se llama Carlos) no me coge, entonces para remediar dicha circunstancia, comencé muy, pero muy tímida al principio, a mirar pornografía por la web, empecé a descubrir hermosas protuberancia fálicas (mi marido la tiene re pequeña y fina), las chicas más sometidas y putitas del mundo, consumiendo penes sedientamente y tragándose el semen, fluido vital (he leído que muchas culturas creen en eso), penetración anal, tríos, fetichismo, etc. Me masturbaba cada vez más seguido y miraba muchos videos por día, me estaba volviendo adicta, de a ratos me imaginaba que yo era una de esas chicas…
Mi esposo llegaba y yo sutilmente (para que no pensará que estaba desesperada) le inducía a que me penetrará, él intentaba pero al ser solo vaginal y sin tocarme, nunca llegaba a los orgasmos (que cuando lo descubrí fue una locura, estando solita), solo los tenía masturbándome en el living desnudita y sin mi marido.
No quería engañarlo, así que me animé a ir al Sex shop, el más alejado, para que nadie me reconociera. Fui con la ...
... mentalidad más abierta posible, me atendió un transexual, divina ella me explicó cómo funcionaba todo. Ardiente y maravillada me compré muchas cosas, dildos, lencería, lubricantes, piezas de bondage, etc. No quería aplicarlo con mi marido porque es muy conservador y religioso, así que empecé practicando solitaria y muy tranquila (Carlos al estar en la oficina y en mi trabajo yo elaboro mis horarios, estoy mucho tiempo sola) con todos los kits que había adquirido en el Sex Shop.
Es ahí que entra la historia más apasionante y extraña, ya que ahí marcó hasta ahora mi sexualidad libidinosa.
Me encontraba masturbándome con medias de lencería y bien maquillada (me encantaba eso de la chicas del porno, así que tomaba todo el tiempo para tener una buena imagen al tocarme), cuando comienzo a introducir objetos en mi ano (el sexo anal se convirtió en una pasión inconmensurable, gozaba hasta más no poder) como de costumbre y manoseándome el clítoris, en ese momento se me ocurre pues nos habían robado semanas antes dentro de nuestra casa (gracias a un descuido nuestro al dejar la ventana abierta) realizar un cartel y colgarlo en la ventana de frente a la terraza, que decía lo siguiente:
“Ladrón/es: Hoy no se roba/n absolutamente nada, sexo oral gratuito y cola ardiente, putita en celo.”
No tenía la intención de que viniera/n, solo con pensar en mi acción me excitaba y dejaba super contenta. Seguía en lo mío, cuando de repente siento golpes detrás de mí, me sobresalte de sobremanera y ...