1. Mi mujer y el ginecólogo mi amigo


    Fecha: 10/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Conocí a mi esposa cuando ella cumplió 15 años, yo fui su chambelan en su fiesta y desde entonces nos gustamos, nos enamoramos, nos hicimos novios, después nos casamos y luego vinieron las hijas. Desde siempre fui muy celoso, ella siempre me pareció la mujer más guapa y sexy del mundo, desde sus XV años ya tenía un cuerpo como sacado de una película porno, sus piernas gruesas muy fuertes, carnosas como sus grandes y firmes nalgas, caderas anchas y cinturita y un par de tetas grandes y redonditas con pezones y aureolas de gran tamaño. Ella siempre ha hecho voltear a verla a hombres y mujeres de todas las edades y yo me cabreaba siempre con los cínicos que se la cogian con la mirada. Uno de mis mejores amigos de la secundaria se dedicó a la ginecología, cabe aclarar que desde que salimos de la secundaria lo dejé de ver casi por 20 años hasta que en el gimnasio al que voy me lo encontré y fue un gran gusto recordar y ponernos al tanto de nuestras vidas, así supe que el seguía soltero sin hijos, era un ginecólogo con mucho prestigio y era muy adinerado. A veces tomábamos un baño después del ejercicio en las duchas del gym y ahí me di cuenta que mi amigo tenía un pene descomunal e hice la broma que por eso no se ha casado porque debe asustar a las mujeres con el tamaño, el me comenzó a contar que contrario a lo que dije, que muchas de sus pacientes lo iban a buscar porque sabían de su gran miembro y el chequeo era un pretexto para follar como locos. Así me contó historias con ...
    ... muchas mujeres que pasaron por él y quizá la forma en que me contaba sus aventuras, despertaron en mi un morbo inusual. En ese tiempo coincidió que la ginecóloga de confianza de mi mujer y mis hijas, una señora muy simpática con la que mi mujer había ido desde que tuvo su primera regla, falleció y ahora tenía que buscar una nueva. Sin pensarlo le dije que una de las secretarias de mi trabajo apenas había mencionado de un ginecólogo buenísimo y le propuse que fuera a verlo primero ella y si le parecía bueno y de confianza que llevara a mis hijas. Era una locura había enviado a mi mujer a la cueva del lobo, nunca le mencioné que era mi amigo y a mi amigo tampoco le comenté que mandé a mi esposa a su consultorio. Por un momento me arrepentí pero no quise detener a mi mujer solo confiaba que ella no accediera a las insinuaciones y coqueteos con los que mi amigo las convencía, ya que ella me había sido fiel durante todo el tiempo. Llegó el día de la cita y yo fui a trabajar normalmente y mi mujer iría a la consulta desde temprano. Cuando volví a casa en la noche, mi mujer dormía en la cama con un sexy camisón, tenía poco que había salido de la ducha pues su cabello aún estaba húmedo, una leve sonrisita se dibujaba en su rostro, no quise despertarla pero me quedó un mal presentimiento. Al siguiente día en las duchas del gym mi amigo me contaba que el día anterior había recibido a una paciente, una señora casada, buenísima y que se hizo la difícil durante el coqueteo pero que terminó ...
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