SEXO CON MI SUEGRA
Fecha: 20/06/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Hardcore,
Autor: yepe, Fuente: xHamster
... polla vibró más aún, agitándose nerviosamente debajo del pantalón…Los atónitos ojos de Inés seguían fijos en mi sexo. Finalmente, medio farfulló, con voz algo temblorosa…- Vaya…pues sí que…No acertó a decir más. Aturdida, seguía observando el descarado bulto en mi pantalón de pijama.- ¿Ves como es cierto lo que te digo?Sin quitar ojo a mi abultado paquete, exclamó- Madre mía...¡qué vergüenza!...es que se me está viendo todo…¿verdad?- Estoy viendo un precioso tesoro…Con la excitación ya fuera de control, seguí con mis provocadores comentarios. Mi suegra sonrió levemente ante mi descarada ocurrencia, pero se sonrojó…- Anda, Charly, sujeta bien la escalera que voy a volver a poner este pie en el peldaño porque al final me voy a caer de verdad…Así lo hice. Ya sin dejar de de mirarla, agarré con fuerza las dos barras de aluminio. Inés trató de volver a colocar en la escalera el pie que tenía apoyado en el saliente de la cornisa…-¡Ay!Al sacarlo de su apoyo, resbaló ligeramente, cayendo su zapatilla al suelo. Inés se asustó pensando que se le iban los pies y se caía, por lo que lanzó ese quejido de pánico, al tiempo que se quedaba completamente inmóvil, aferrada al extremo superior de la escalera, con un pie medio apoyado en el peldaño y el otro descalzo en el aire, sin localizar dónde colocarlo. Traté de calmarla…- Tranquila, que no te caes, que te estoy sujetando yo…- Es que no encuentro el peldaño…Movía su pie tratando de buscar el escalón, sin acertar a encontrarlo. Con mi mano ...
... derecha le cogí el pie y se lo llevé cuidadosamente hasta el sitio. Pero al estar descalzo, el contacto con el estrecho estribo le debía producir cierto repelús y no terminaba de descansarlo con seguridad- Calma Inés…yo te ayudo a bajarDiciendo esto, le volví a coger el pie, ayudándola a bajarlo hasta el siguiente peldaño. El contacto de mi mano con la piel de su pie, me produjo una agradable sensación, que no hizo sino aumentar más mi grado de excitación. Mi erección seguía igual. Inés apoyó el pie en el siguiente escalón, pero toda ella continuaba presa de una especie de torpe agarrotamiento por temor a caerse. Una vez afianzado el pie en el siguiente paso, mi mano buscó el de más arriba, que continuaba medio agarrotado en el mismo falso apoyo en que había quedado al resbalar. De igual manera, lo cogí con firmeza, pero con la mayor delicadeza que pude, y la ayudé a buscar el mismo peldaño en que había dejado el otro. De nuevo, el contacto de mi mano con su piel me produjo las mismas calientes sensaciones que antes. Esta vez, además, me fijé en que su culo se había acercado unos centímetros más, mostrándose a mis ojos voluptuoso y próximo. Concentrada en no caerse, mi suegra no se preocupaba apretar las piernas o recogerse la bata para que yo no pudiese seguir viendo lo que había estado contemplando hasta ese momento. Con el mismo procedimiento, seguí ayudándola a ir descendiendo peldaño a peldaño, poco a poco. Cuando, recuperada su determinación, sus pies fueron ya bajando ...