1. Relato de una sumisa desobediente


    Fecha: 23/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Jolyta, Fuente: CuentoRelatos

    ... equivocas. Ven, te lo mostraré. Túmbate boca abajo sobre ella y sujétate del borde con las manos. ¿Entiendes ahora para qué la uso y por qué le tengo tanto apego?
    
    Entendía de qué hablabas, había visto en la películasque castigaban así a las sumisas, pero nunca me imaginé que sería protagosnista en una situación parecida.
    
    Te veo en la mano unapaleta rectangular y alargada, me levantas la pollera, me dices que separe las piernas y doble los pies hacia dentro.
    
    El primer azote no tardó en llegar, me asustó hasta el ruido que hizo al golpear mi carne, salté del dolor e intenté pararme, pero me dijiste que esto recién comenzaba y que volviera a mi posición.
    
    Los golpes se iban sucediendo cada vez con más fuerza. Procuré varias veces que desistieras de tu castigo y me perdonaras, pero esta vez no hubo vuelta atrás, estabas decidido a que fuera una buena lección por mi mala conducta.
    
    Terminé con los ojos llorosos,mi culo estaba más que rojo, me ardía por los golpes.
    
    Pasaste tu mano acariciando mis nalgas, las apreciabas como a una obra de arte.
    
    - ¿Ves a lo que te expones por no obedecerme? Quiero que pienses en este castigo cada vez que intentes rebelarte. La próxima vez no seré tan benevolente contigo. Lo sabes y lo aceptas, ¿verdad?
    
    - Si señor, sé que mi comportamiento merecía un castigo.
    
    - ¿Eso es todo lo que vas a decirme, no se te olvida nada?
    
    Pensaba en qué había obviado en esta oportunidad,no quería que volvieras a enojarte. Estaba por mover la ...
    ... cabeza en signo de negación cuando me acordé.
    
    - Le agradezco Señor los azotes y por tomarse tiempo en educarme.
    
    - Ahora esta mejor, bebe tranquila toda esta botella de agua y luego vete al rincón y te quedas de rodillas allí hasta que yo te ordene otra cosa.
    
    Vos te sentás a desayunar en la misma mesa que sirvió para azotarme.Siento ese rico olor a café y a pan tostado que te preparaste. Estás muy tranquilo, leyendo el diario mientras yo tengo que quedarme con la cabeza gacha, contra la pared y sin quejarme.
    
    El agua que bebí ya esta haciendo efecto. Tenía muchas ganas de orinar y te pedí permiso para ir al baño.
    
    - Esta bien. Puedes ir, pero tendrás que comenzar de nuevo tu castigo. Te quedarás media hora más en el rincón, en esa posición.
    
    Traté de aguantar todo lo que pude, sabía que sería severamente castigada si no lo hacía, por lo que me dirigí al baño dispuesta a comenzar nuevamente mi castigo.
    
    Desde el rincón podía ver el reloj que avanzaba tan lentamente como si estuviera cansado. Los minutos parecían eternos, tenía ganas de sentarme con vos a tomar ese rico café y que me mimaras,a tu sumisa, a tu esclava.
    
    Cuando ya parecia que la hora no terminaría nunca, el reloj dio la campanada anunciando el fin de mi castigo. Te miré suplicante, pero vos me dejaste unos minutos más.
    
    - Ven, que quiero eseñarte algo.
    
    Tenías en las manos unas esposas. Me ordenaste estirar los brazos y me las colocaste.
    
    - Bien, ahora tienes trabajo que hacer, vas a planchar ...