1. GUERRA DE ALMOHADAS


    Fecha: 28/08/2017, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me llamo Tina. Mido 1,62. Soy delgadita, morena, de ojos negros, pelo largo y tengo las tetas pequeñas. Os voy a contar como dos de mis amigas y yo perdimos la virginidad.
    
    Fue el pasado viernes. Mis padres se habían ido de fin de semana a Londres. Mis amigas, Rosí y Mari, gallegas como yo, y compañeras de clase, habían venido a dormir a nuestro chalet
    
    Rosi, que mide 160, es rubia, delgadita, de ojos azules, pelo largo, y que tiene las tetas pequeñitas como las mías, había traido dos botellas de Albariño y Marí, que mide 170, es morena, delgadita, de pelo corto, y tiene las tetas grandes, había traido dos botellas de vino tinto del país.
    
    Pedimos dos pizzas y comenzamos la fiesta.
    
    -¿Qué vino abrimos? -les pregunté con el abridor en la mano.
    
    -El tinto. Da menos palo - dijo Mari.
    
    ¿Menos palo? Menos palo daría una sola, pero después de beber las dos botellas, estabamos de un contentillo que no vean.
    
    -¿Tienes algo por ahí para picar, Tina? -me preguntó Rosi.
    
    -¿Algo qué tire por el vino?
    
    -Si tira por él, mejor.
    
    -Bacalao. Hay una hoja de bacalao salado en la cocina.
    
    Casí nos comemos el kilo y pico de bacalao. El Albariño voló, y con él nuestra cordura. Cogimos un pedal del 10. No tuvimos más remedio que darnos una ducha de agua fría, juntas.
    
    Ya en la ducha.
    
    -¿Quieres qué te enjabone? -me preguntó Rosi.
    
    -Eso, ella que te enjabone y yo te quito el jabón con el agua a presión de la alcachofa -dijo Mari.
    
    No parábamos de reirnos. Me empecé a ...
    ... poner cachonda, y dejé de reír, al enjabonar mis tetas. Y cuando pasó su mano enjabonada por mi almejita, casi me corro. Rosí, lo notó.
    
    -¿Te gusta?
    
    -Si te digo que no, mentiría.
    
    Llegó Marí, con la alcachofa, y roció a Rosi, en la cara. Rosí, se fue a por Marí, la cogió por detrás. Con sus manos enjabonadas acarició sus tetas, y al poner la mano sobre su almejita, se encontró con algo que no esperaba.
    
    -¡Mira esta, si está mojadísima, y no es de agua!
    
    -¡A saber cómo estás tú! -le dijo Mari.
    
    Estaba tan mojada como yo. Lo supe por que le metí mano, sin que me viera Mari.
    
    Creo que las tres teníamos en mente lo mismo, pero aquel no era en lugar adecuado. Acabamos de ducharnos, ya más serias. Nos secamos. Nos tapamos con una toalla, y fuimos para la habitación de los huéspedes, que tenía camas gemelas.
    
    -Hay que juntar las camas si queremos dormir juntas -les dije a mis amigas.
    
    Quitamos las sábanas y la colchas y juntamos las camas. Nos quitamos las toallas que traíamos del baño y nos pusimos las bragas y los picardías.
    
    -Esperad que ahora vengo - les dije.
    
    Volví al rato con la almohada de la cama de mi habitación. Me subí a la cama, donde estaban ellas echadas.
    
    -¿Ya tenemos almohadas, para qué quieres esa? -me preguntó Mari.
    
    -¡Para esto! -comencé a darles con la almohada.
    
    -¡Guerra de almohadas! -exclamó Rosi.
    
    Nos dimos de lo lindo, hasta que, estando yo echada, Mari, me besó. Yo, rodeé su cuello con mis brazos, y le devolví el beso. Rosí, se ...
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