Mi hermosa hermana me esclavizó.
Fecha: 05/07/2019,
Categorías:
Masturbación
Autor: axel, Fuente: CuentoRelatos
... exagerado entusiasmo, paró de darme cintazos y quedó riéndose entre agitados jadeos y montada en mis hombros conmigo suspirando y gimiendo de sexual excitación atroz.
-¡Bájame! -Me ordenó. Inmediatamente la bajé, y su orden ahora fue:
-"¡Échate en el piso acostado boca arriba, vamos!!!"
Inmediatamente eso hice, y descalzándose, comenzó a caminar sobre mi cuerpo pisándome, y colocando sus pies en mi boca, me los hizo lamer y chupar, sintiendo yo el gusto salado y delicioso de sus sudores y el olor de sus pies. ¡Mi felicidad, crecía y crecía...!
Luego de cumplir un buen rato con esa tarea, arrancó mi slip quitándomelo de un solo tirón, y ahí, se abalanzó sobre mi cuerpo comenzando a hacerme una colosal mamada mientras se desnudaba simultáneamente sin quitar mi verga de su boca mamándome, y quedando completamente desnuda, se acomodó sobre mí haciéndome un perfecto 69, y comencé a mandar lengua a lo loco en su raja y su culo. A los gritos y lamiendo y chupando, experimenté el primer orgasmo con ella así en esa posición y ahí sobre el piso de la sala donde nos encontrábamos comenzando nuestra relación incestuosa primera.
Me mamaba y me devoraba aquellas descargas de semen que las sentía yo escapar de mi verga sintiendo hasta el ruido que hacía la leche en su trayecto ...
... desde mis huevos, y mi hermanota divina y salvadora de exámenes, festejaba su éxito universitario así haciéndole eso a su enamorado hermanito.
Para continuar, giró acomodándose sobre mí en posición de follarme, y comenzó a hacerlo en un mete saca subiendo y bajando como una diabla con resorte. ¡Yo... aullaba como perrito! Sus jugos y mi leche hacían una mezcla loca y lujuriosa de sonoridad obscena, y ahí en la sala se oían además de mis gritos y mis gemidos de placer y los gemidos de placer de ella también, aquellos líquidos y viscosos sonidos de nuestros fluidos en aquel ¡flas-flas-flas-flas-flas-flas! cuando ella subía y bajaba follándome ahí en el piso.
No sé...pero perdí la cuenta de las veces que nos corrimos ahí así follando.
Fue, el bautismo de nuestra incestuosa relación que me dijo ella enseguida de quedar los dos exhaustos y tendidos en el piso abrazados y hablando, que lo había ella decidido ya, la noche anterior cuando en mi cumple, las chicas le habían despertado el aletargado deseo de hacerme por fin... "su esclavo". Una graciosa mueca acompañada de guiño y sacadita de lengua se dibujó en su hermoso rostro al eso terminar de decirme, y un prolongadísimo beso con nuestras lenguas jugueteando en nuestras bocas, selló aquel amor que en nosotros... ¡por fin comenzaba!