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Proceso se selección
Fecha: 10/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Pimpollomaduro, Fuente: SexoSinTabues
... veinte minutos de pié, cuelga el teléfono, se da la vuelta girando el sillón y sin levantar la cabeza me dice: · Hola Manolito, cuanto tiempo. ¿Cómo va todo? Me quedé helado un buen rato mirando para ella. Era una mujer tremendamente atractiva, tendría aproximadamente mi misma edad, morena, de piel clara y bien cuidada, una buena delantera, ojos negros y una boca muy bien definida con una dentadura perfecta de muchos miles de euros de dentista. · ¿No te acuerdas de mi? · Pueeeeees, lo siento pero no consigo reconocerla. · ¡Que decepción, no te acuerdas de tu novia de séptimo curso! · ¡No puede ser!, ¿eres Arancha? · Tú me llamabas “blanquita gordita”, ¿no te acuerdas? ¡Mierda, se jodió cualquier posibilidad de encontrar un trabajo en esta empresa! Cuando dijo “blanquita gordita” resurgió en mi un remordimiento de culpabilidad que llevaba enterrado en mi memoria muchos años. Son de esas malos recuerdos que el mismo subconsciente elimina para no auto lesionarte. “Blanquita gordita” era una niña muy buena que salió conmigo a los trece años. Siempre había sido encantadora conmigo y con todos. Estaba siempre pendiente de mi, que si quería un trozo de su bocadillo, que si necesitaba que me ayudase con alguna asignatura, que si quería que me limpiase las manchas del mandilón, etc. Es decir, lo que ahora, desde una perspectiva de adulto, se consideraría la pareja ideal. Sacaba las mejores notas de la clase y, además, a pesar de sus quilitos de más, era una buena deportista, sobre ...
... todo nadadora. Les ganaba a todos, menos a mi, por unos centímetros. Con el tiempo y, sobre todo, cuando la vi nadando en la televisión unos años después, luchando por el campeonato de España junior, me di cuenta que me dejaba ganar para no herir mi orgullo de macho. Pero, ¿cómo no?, tuve que cagarla en octavo curso. Apareció Mónica, una chica, sí, chica, ya no niña, que nos dejó embelesados a todos. Vestía, hablaba, se movía como una chica mayor de instituto. No quiero justificarme ahora pero, esto para un niño de catorce años recién cumplidos, es la confirmación definitiva hacia una adolescencia exitosa. La muy puta, conociendo la buena relación que tenía con Arancha, utilizó sus armas de mujer mejor calibradas que las de mi novia, aún en desarrollo, y me embaucó en una relación repleta de infidelidades. Noté como Arancha padecía estoicamente mis desagravios y esto me rompía el corazón pero estaba en juego mi éxito personal y me decanté por dejar la relación con ella. La veía en el patio sentada con semblante triste y no tuve los cojones suficientes para hablar con ella. Me limité a desaparecer de su vida sin dar explicaciones. Es decir, me comporté como un auténtico cabrón. ¡Joder, me ahogo solo con recordarlo! Ahora la tenía ahí delante, espectacular, segura de si misma, en una posición labrada a base de trabajo duro, acostumbrada a la competitividad feroz de los cargos directivos. No tenía ni puñetera idea que decir, ni hacer, me quedé completamente bloqueado. Noté como me ...