1. Nueve folladas en Querétaro


    Fecha: 14/07/2019, Categorías: Hetero Autor: sexotica, Fuente: RelatosEróticos

    ... conservando la distancia, titiritando de frío me sobresalté al ver como un portal servía a decenas de pordioseros para pasar la noche. Continuamos el rumbo, ya estaban cerrando los lugares, uno por fin nos aceptó, tenía frio, así que pedí un tequila, él, Ansberto Cirilo, pidió lo mismo aun cuando observé que lo le gustaba, la plática continuó, la música me molestaba, la chava cantaba mal, se acercó un niño e insistió en que me comprara una, yo le dije que no y metí las manos en la chamarra, la compro, la coloco de mi lado y dijo -haz lo que quieras con ella, yo te la regalo-.
    
    Observé riesgo, pero a fin de cuentas era solo una rosa, no me comprometía a nada con él, yo pagaría mi consumo. Me platicó su vida, de sus padres y todo lo que hacía, una señora se aproximó, varios ramos de rosas se posaban en sus manos y la súplica se repitió, me pidió escoger un ramo, vi los colores y escogí el que para mí, menos me comprometía. Me divertía evidenciando el poco efecto que causaban en mí las rosas, pero tenía miedo de abrir mi puerta.
    
    El tiempo de cerrar el negocio llegó, relativamente nos corrieron, con tres tequilas encima nos levantamos, el insistió en pagar la cuenta, yo bastante práctica pensé en el uso que podría darle a ese dinero, Así nos pusimos a caminar cuando la fatalidad me llegó, caía a un hoyo y él, -me sujetó al vuelo, me tomó de la cintura y me beso-, (fue un beso que evidenciaba que era un hombre desesperado por besar, por sentirse amado, como una especie de ...
    ... aspiradora que quiere succionar todo).
    
    Regresamos caminando, mi dijo que si me podía abrazar, le dije que sí, tenía frío y de esa forma me tapaba el aire, pero me agradaba sentir sus brazos sujetando mi cuerpo.
    
    No permití que me volviera a besar, pero lo dejaba que me abrazará para no perder el cobijo, llegamos al hotel, pedí mi llave, me acompañó a la habitación, uno frente al otro continuábamos hablando, él no se iba y yo no daba paso atrás, me hizo voltear a ver al encargado de la recepción para que viera una estupidez y volvió a besarme ahora en otra tónica, me quité. El busco mis ojos y me dijo, que no me vas a invitar a tu habitación? En ese momento me confundí, reí, -Ja, ja, ja-, unos rosas, tres tequilas, dos besos, una caminata y 5 horas de charla valían una cogida. Pero lo deje entrar al cuarto.
    
    La piedra en el zapato
    
    Al día siguiente antes de salir del cuarto me hizo una invitación a desayunar en el restaurante del hotel, desde que la vi, empecé a planear como podría vengarme de la noche anterior, -A ¿Pero cómo?- debía pensarlo, yo no cuesto tan barata, me doy a valer.
    
    Acudí al desayuno, más nada hablamos, su compañera de cuarto estaba presente, mi altivez era soberbia, intercambiaba, sonreía y mis ojos brillaban, él a lo único que hizo alusión fue a que Rosa se iba esa misma tarde, abandonaría el cuarto a las 12. Y bueno me pidió que le hiciéramos como Rosa y él, compartir la habitación para economizar en mis gastos, usaría la misma cama que dejaría ...
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