1. Hice que mi madre cumpliera mis fantasías (tercera parte)


    Fecha: 18/07/2019, Categorías: No Consentido Autor: voyeur34, Fuente: CuentoRelatos

    ... como si de eso dependiera ganar o perder. Solo se remitió a abrir un poco más las piernas y a subirse un poco la falda para que entrase más la luz. Su hermosa concha se mostraba por completo a mi vista. Brillante, con signos de lubricante alrededor de la parte interna de su vulva.
    
    Yo seguí jalándomela arriba abajo, primero lento, y luego suave, disfrutando el panorama. Mi madre observaba complacida, entreabría sus labios, como si mi pene se le antojara o como si deseara algo más, pero no pidió nada más. Se reducía a observarme masturbándome. Ese momento para mí era nuevo y muy placentero, como lo fue acostarme con ella, y venirme con su silueta dormida, salir a cenar y disfrutar de ella y de sus calientes cuestionamientos, etc. Cada cosa nueva que sucedía entre ambos era para mi placer y yo disfrutaba no adelantando nada. Trataba de sacarle el mayor jugo a cada escena y cada situación. Sabía que iba por buen camino.
    
    Cuando por momentos se mordía el labio inferior de su boca, a mi me mataba. Era una tortura tenerla ahí y sin poder tocarla como tanto deseaba. No duré más de diez minutos, era imposible, la escena era demasiado seductora y placentera. Mis manos se movían rápido, buscando el orgasmo, viendo sus hermosos labios vaginales hinchados bordeando su calzoncito negro, su planicie, su tamaño, cada cosa añadía un factor a la ecuación. Tres fuertes chorros de semen salieron brotando de la punta de mi verga bañándome a mí mismo. Ella cerró los ojos por un momento ...
    ... después de verlos salir, cerró las piernas y se marchó. Quiero pensar que iba a masturbarse, pero no lo sabía a ciencia cierta. Yo me quedé ahí con el camote al aire, vaciado hasta la última gota y me quede dormido.
    
    Tiempo después saqué provecho de aquella iniciativa de la perra sexy de mi madre para dar un pasito más. Sintiendo obviamente que con lo sucedido había ganado más confianza con ella. Una tarde, dos semanas después de la chaqueta magistral frente a su pepa majestuosa, la encontré ordenando unos papeles en su pequeña oficina en la casa. Esa vez traía puesto un pantalón negro, ajustado a su divino cuerpo. Usaba una blusa blanca, que a mi tanto me gustaba y se veía que traía un brassier negro, seguro para que se le transparentara, era una provocadora caliente la muy perra. Sabía que la deseábamos muchos hombres.
    
    Yo llegué de repente y sin preámbulos me puse frente a ella y saque mi verga erecta. Ella guardó silencio y la observó con la boca entreabierta. No hizo otro gesto, ni dijo nada. Solo dejó de hacer lo que hacía y se quedó quieta con los papeles en la mano izquierda. Yo me acerqué más y sin preámbulos simplemente, le desabroche los últimos dos botones de arriba que traía abrochados. No toqué sus pechos, fui muy cuidadoso. Abrí su blusa y sus tetotas quedaron al aire cubiertas apenas a la mitad por su brassier de encaje. Mi madre se sorprendió un poco al principio pero me dejó hacerlo. Entendió lo que quería. Yo sabía que la regla era no manosearla como a una ...
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