Mi hijo dotado
Fecha: 28/07/2019,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Cabrera1993, Fuente: CuentoRelatos
... -dije, y de pronto rompí a llorar no sé por qué y dije lo siguiente entre sollozos-. Quiero que estés conmigo todo el tiempo y quiero tocarte y amarte todo el tiempo…No quiero que te vayas nunca…
-Ven aquí, amor mío… -me dijo cariñosa y maternalmente
Mi madre apoyó mi cabeza sobre su pecho y acarició mi nuca mientras yo lloraba sobre ella. Me acarició el pelo delicadamente y yo me fui calmando poco a poco hasta dejar de llorar. Entonces levanté la mirada y vi que mi madre tenía también dos lágrimas cayendo por sus mejillas.
-No llores, mamá…por favor…No quiero verte triste… -le dije.
-Cariño, es sólo que soy feliz porque me quieres tanto…Yo no te voy a dejar nunca, porque quiero estar contigo todo el tiempo, para siempre…
Creo que fue en este momento cuando más me di cuenta de lo guapa que era mi madre. Su rostro me miraba con una expresión enamorada que lo realzaba. Su flequillo castaño oscuro, sus brillantes ojos marrones, sus mejillas sonrojadas sobre un cutis muy blanco, sus rellenos y rojos labios, la curva que hacían éstos…Todo daba como resultado un rostro de una belleza como jamás he visto y creo que fue por el amor tan increíblemente profundo que sentía por ella, que me hacía verla como la persona más atractiva del mundo.
Yo acerqué mis labios a los suyos y la besé suave y lentamente en ellos. Mi madre suspiró y empezó a mordisquear mis labios con los suyos. Después, metió la lengua en mi boca y yo me sentí extraño ante la nueva sensación. Mi ...
... madre movió su lengua dentro de mí y lamió la mía. Entonces yo empecé a mover la mía también y las dos se entrelazaron y se lamieron mutuamente. Yo experimenté una sensación de auténtica satisfacción al poder dar salida a mi amor de esta forma y, poco a poco, la delicadeza y lentitud iniciales dieron paso a un beso más rápido y apasionado durante el cual los dos estuvimos abrazados y tocándonos nuestros cuerpos.
Estuvimos dándonos el beso más de diez minutos. Sí, parecerá un poco increíble, pero así fue, y habríamos seguido de no ser por el timbre, que sonó en ese momento. Era el repartidor que traía la compra. La pusimos en la cocina y mi madre y yo nos besamos otro poco. Me dijo que comiéramos en ese momento y que así disfrutaríamos más al tener que esperar, de modo que nos sentamos en la mesa de la cocina uno enfrente del otro. Mientras comíamos estuvimos acariciándonos los pies y rozando nuestras piernas. Hablamos de lo mucho que nos queríamos y los dos nos mirábamos como dos adolescentes que han descubierto el amor, admirándonos mutuamente.
Cuando acabamos, mi madre se levantó y me cogió de la mano y me dijo:
-Vámonos al sofá a hacer la digestión un poco, ¿vale?
-Sí, mamá -le dije yo.
Los dos nos fuimos al sofá y nos sentamos muy juntos, con nuestros cuerpos pegados el uno al otro bajo el frío del aire acondicionado. Mi madre me abrazó por encima del hombro como antes y me acercó más a ella. Hizo que apoyara mi cabeza sobre su hombro y me acarició el pelo ...