La mágica noche con un maduro
Fecha: 07/08/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Aquella noche de luna brillante salí rápidamente de la oficina pequeña donde diariamente desarrollaba mis días. Tomé un taxi y me dirigí hacia el 28 del edificio Diamante. Sabía perfectamente lo que pasaría aquella noche. Y yo lo había planeado. Al llegar al edificio dude un poco de entrar y hacerlo, pero al final opte por llevarlo a cabo. Al tomar el ascensor las piernas me temblaban y mi respiración iba de prisa. Al llegar a la puerta ya tenía la llave en mis manos, así que la introduje y abrí lentamente. Camine por el recibidor con paso lento, y llegué hasta la recámara. Una vez mas, abrí la puerta y una tenue luz azul eléctrico me recibió. Frente a mi estaba una amplia ventana con vista a la ciudad, y al costado una puerta rumbo al balcón. Pero al entrar vi a Larry y aquella desesperación interna desapareció. Su presencia me dio seguridad y calma. Al escuchar mi llegada, Larry volteó a mirarme, lo hizo por tres segundos con su mirada profunda, pero después la volvió hacia lo que en un principio veía, que era la oscura ciudad. Me acerqué hacia él y sólo hasta estar frente a frente pude hablar. - ¿De verdad quieres hacerlo? - pregunté con recelo. Su mirada se dirigió a mi y me vio con ojos compasivos; su respuesta no fue inmediata, pero la hizo: - Lo quiero hacer - respondió firme. - ¿No importa tu esposa, tu hija? - Ellas. -se detuvo-. Iza me ha olvidado, sólo vive conmigo por el papel, y mi hija. realmente no le importa. Comencemos, por favor. No sabía que hacer, así ...
... que el me señaló sentarme en sus piernas. Deje en el suelo el maletín que llevaba, y así lo hice. Sus amplias piernas eran cómodas, y sentía tranquilidad. - ¿Quieres contarme tu día? -vitaciné. Su respuesta fue un no con la cabeza. Fue una señal. En aquel pequeño asiento negro sobraban unos espacios a los lados de Larry. Coloqué mis piernas ahí, dobladas. Ahora estábamos frente a frente. No sabía como comenzar, pero me acerqué a su oído: - Te he extrañado mucho - susurré. Sus manos las colocó en mi cintura. Me alejé un poco, hasta colocar mis labios en su mejilla derecha. Así rozaron. Sin despegarme mucho los dirigí hacia su boca. Ahí me esperaban carnosos labios entre abiertos. No dudé más y comencé a besarlo y el hizo lo mismo. Era aquel primer beso que tanto deseábamos. El primer beso que nunca se olvida. Poco a poco la velocidad de nuestras bocas aumentaba, sus manos apretaban mi cintura y mis glúteos en círculos. El movimiento delicioso del beso aumentó, mis dientes razgaban sus labios y a ambos nos encantaba la sensación. Me separaba, pero el se acercaba pidiendo más. En un momento mi lengua entró en su boca y ambas chocaron, convirtiéndose aquello en un juego. Fue cuando el me tomó en sus brazos y avanzó hasta la cama, donde me acostó y me besaba desesperadamente encima mío. - ¡Oh, Ari! Me encantas - Me besaba más-. Te amo, te amo Comenzó a desabrochar mi camisa, donde al terminar beso mi pecho. Era mi turno, así que ahora el se recostó y me senté encima suyo. Ahí los ...