1. Verano del 62


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    En el pueblo de mi madre solíamos pasar los veranos y aquel año yo no quería y lo que ocurrió me lo habría perdido.
    
    Mi cuerpo había experimentado cambios en la voz , en mis partes y en sobacos y genitales con el pelo.
    
    Mis poluciones nocturnas me habían advertido que algo había cambiado.
    
    Me sentía atraído por las chicas y eso me turbaba.
    
    Por eso al encontrar a mi prima y ver el cambio experimentado en su cuerpo me gustó.
    
    Los dos teníamos dos meses para jugar y claro lo que pasó fue más que un juego.
    
    Entonces no había tele , en cambio sí naturaleza y animales.
    
    Aquellos animales entre otros eran los perros .
    
    Un día nos quedamos mirando a un perro y a una perra cómo lo hacían y aquello me abrió más los ojos.
    
    Mi prima me miraba y me cogía la mano.
    
    Caminamos hasta casa de la mano y yo sentía calor y algo más.
    
    Ella estaba pepona y poseía ya dos tetas poderosas para su edad.
    
    Al no llevar sujetador su vestido blanco apuntaba por efecto del roce sus pezones y cuando me llevó al pajar mi mirada clavada en sus pezones le movió a coger mi mano y ponerla sobre sus tetas.
    
    Mi aparato genital bramaba y se empalmó.
    
    Afortunadamente no mojé nada pero mi bragueta reventaba.
    
    La pícara de ella notó el bulto y empezó a hablar.
    
    Me dijo que siempre le había gustado yo y que ella notaba sensaciones de deleite conmigo.
    
    Nos abrazamos fuerte los dos y nuestras bocas sellaron un ...
    ... beso.
    
    Se había roto el candor y ahora los dos pugnamos por saber el uno del otro.
    
    Un día y otro fuimos descubriendo nuestro sexo , primero ella enseñó todo y más tarde yo.
    
    Siempre a escondidas y con miedo pero sabía rico.Entre tanto nos besábamos ardientemente.
    
    Sabíamos que no era normal lo nuestro por ser primos pero nos desbordó.
    
    Un día le llegó la regla y para mi fue un descubrimiento.
    
    Qué cosa tan rara y sucia .
    
    Aquel día ella no estaba bien y apenas jugamos y apenas nos escondimos.
    
    Pero pasados unos días todo volvió a la normalidad.
    
    Nuestras bocas y manos buscaban con ansiedad al otro.
    
    Chupé sus tetas un montón de veces y aprendimos los besos con lengua.
    
    Por las noches mis poluciones volaban con su imagen.
    
    Un día quisimos probar pero no salió.
    
    Nos quedamos bloqueados , algo no marchaba bien porque ganas no faltaban.
    
    Era un bloqueo mental más que genital.
    
    Lo superamos mediante la masturbación mutua.
    
    Cualquier hora era buena para ello y yo me machaba a menudo.
    
    Ella en cambio debido a mi inexperiencia salía airosa con sus dedos.Se transformaba y gritaba.
    
    A mi me causaba placer verla .
    
    El verano llegaba a su fin y la víspera de la marcha nos alejamos del pueblo para tocarnos bien a solas.
    
    Nos escribimos cartas de amor sin saber que al año siguiente todo se desvaneció.
    
    Hoy el recuerdo es grato y cuando nos vemos no titubeamos en sonreír de forma
    
    morbosa. 
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