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De tía con experiencia a esclava sexual
Fecha: 17/08/2019, Categorías: Lesbianas Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos
... cuenta. Cómo se la mamaba mirando a cámara con el afán de imitar lo que veíamos en las películas. Duraba un minuto y no había dudas de que era yo en el sillón de mi casa. El corte lo dejaba a él sólo hasta los hombros por lo que supe que lo tenía planeado, que no había sido una casualidad. Más allá del estupor las imágenes me calentaron, tenía miedo de que todo explotara, pero también de que mi vida sexual era una mierda y la tenía que cambiar. Pagando el costo que tuviera que pagar. Había imágenes nítidas de mi culo abierto con mis dos manas y yo pidiendo que me lo rompiera como una golfa. Me tomé un whisky para tranquilizarme. Y no respondí el mensaje, pero le clavé el visto. Pasaron las horas. Yo estaba perturbada. Seguía caliente porque esperaba otro fin de semana pero quería saber cuál iba a ser su próximo paso. Me entretuve un rato mirando tele hasta que escuché el timbre de casa. Estaba con un vestido suelto y sin ropa interior porque estaba esperando su mensaje. Cuando abrí la puerta me quedé sin palabras. Estaba mi sobrino con dos amigos en la puerta esperando que les abra. “Si haces todo lo que yo te digo, no tiene por qué enterarse el tío”, me dijo al oído mientras con una mano me agarraba fuerte de las nalgas y con uno de sus dedos se cercioraba de que yo seguía muy caliente y toda empapada… “A las tías putitas hay que ayudarlas también”. Me sentía su esclava, pero seguía en llamas. “Son chicos buenos y necesitan que les enseñes como me enseñaste a ...
... mí”. Yo estaba petrificada. De pronto me había convertido en una puta sin retorno. Tenía miedo, pero seguía mojada, la concha me latía cada vez más fuerte y el culo se me dilataba. No pude decir una palabra, solamente abrí la puerta y los invité a pasar. Había que hacer lo que él dijera. No tenía otra alternativa. A falta de una pija, ahora tenía tres… Cuando cerré la puerta noté que estaba rodeada de tres adolescentes ardientes. No me gustaba ser víctima de un chantaje, pero en el fondo estaba dispuesta hacer todo por la causa. Me iba a dejar llevar por mi sobrino, lo iba a dejar dominar la situación hasta que yo me sintiera capacitada para tomar las riendas. Tenía una remera suelta, que me llegaba hasta un poco más debajo de las nalgas. Cuando me puse en puntas de pie para cerrar la puerta con las trabas deje que pudieran verme bien el culo. Mi sobrino yo lo conocía en profundidad, pero estaba seguro que sus dos amigotes nunca habían tenido algo ten apetecible cerca. “Esta es la tía putita de la que les hablaba”, les dijo con tono socarrón. Y me presionó los hombros hacia el piso. Me arrodillé y quedé con la cara cerca de las tres braguetas. Estaba empapada. Tenía algo de temor porque no tenía con mi sobrino una gran confianza. De pronto sentí que me vendaban los ojos con un pañuelo. “Ahora vamos a ver cuánto sabe de pijas la tía putita”. Empecé a temer por mi seguridad, pero ni tuve tiempo de preocuparme que ya uno de los amigos de mi sobrino me había puesto su pija ...