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Luis, Jacobo y un verano 31 La despedida de Andrés
Fecha: 29/08/2019, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
... mis amistades, incluso le llevé a la disco donde Andrés buscaba sus clientes, no lo encontré. No hubo sexo entre nosotros, lo deseé, con unas ganas terribles de volverle a sentir. Si se lo hubiera pedido me hubiera complacido…, pero, primero no quería que perdiera su norte por mi culpa y segundo, lo peor y más delicado, casi peligroso: Bruno me gustaba, demasiado, me encontraba bien con él, sin tener sexo aunque lo deseara. Analizaba mis sentimientos hacia él y tenía que reconocer que si Julio no hubiera surgido, Bruno habría sido el ser donde pusiera mi corazón…, y hubiera resultado otro fallido. Era mejor así, cada uno recorriendo su camino sin interferir, tampoco quería volver a salir dañado por sentir algo a lo que no tenía derecho, equivocarme otra vez. Pero le quería aunque fuera mi primo, no solamente le deseaba como hombre. -No Bruno, no, no voy a hacerme ilusiones aunque me trates tan bien y me sienta tan a gusto a tu lado-. -¿Qué harás cuando termines y vuelvas a casa? -No sé si volveré, no tengo ni idea, igual alargo los estudios con un máster, o qué sé yo, puedo buscar trabajo aquí, después de estos años encuentro más familiar este entorno. Tenía que pasar el control de viajeros, habíamos apurado hasta el último minuto para estar juntos. Su abrazo fue tierno y muy dulce antes de caminar hacia la puerta de seguridad. -Piénsalo, aquí, a pesar de encontrarte bien, estarás solo. Me gustaría que volvieras si es posible, no quiero influir en ti pero me sentiría muy ...
... feliz. No hubo más tiempo, su mano se deslizó por mi cintura para encaminarse a depositar sus objetos sobre la blanca bandeja de plástico. Esa Navidad fuimos todos a la hacienda, ya que la abuela no se podía mover nos moveríamos nosotros. Bruno se escapó de su trabajo para pasar unos días en familia. Hacía siglos que no veía encendida la gran chimenea con la butaca de orejas del abuelo que aún permanecía en su sitio. Allí el tiempo no pasaba, se había detenido dentro de la casa. Fuera se notaban las ideas de Julio, las nuevas naves que había montado para la bodega, su casa que resultaba muy bonita con un pequeño jardín por delante, lleno de rosales que sería un placer mirar en primavera. Amira estaba encantadora, dulce aldeanita, mamá del niño que comenzaba a andar asustando a la abuela que pedía que lo cogieran, que lo íbamos a pisar, discutiendo con mamá que opinaba que el niño tenía que andar por el suelo. Julio había conseguido hacer lo que nosotros, sus nietos, no podíamos a no ser que Bruno nos diera una sorpresa. Julio y Amira habían logrado que la casa volviera a tener vida. -Has hecho maravillas Julio, gracias. -El mérito es tuyo Luis, aquella noche cambiaste la hacienda, nos cambiaste a todos. Pasó su brazo por mis hombros y me apretó contra él, curiosamente no sentí otra cosas que la calidez del cariño expresado con su abrazo. Dentro de mí anhelaba alguna palabra de Bruno, algo que confirmara lo que me dijo en el aeropuerto de Lille. No hubo nada, tuvo que partir con ...