Dulce venganza
Fecha: 03/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
La peor tragedia que podía ocurrir en mida llegó el mismo día en que nací: la naturaleza me castigó con un falo de tamaño fuera de serie.
Hoy, a mis 23 años, más de una docena de mujeres me han dejado con la estaca bien dura, por miedo al dolor que mi verga pueda causarles al penetrarlas.
Sin embargo, también me ha dado satisfacciones tremendas, como enchufar a mujeres ávidas de un mástil grande, como el mío.
Les diré, mi miembro viril mide 10 pulgadas de largo y dos y media de ancho, con una cabeza de tamaño normal para esas medidas, pero con las orillas del "casco" bastante prominentes.
Las mil y una historias que sobre mis constantes aventuras sexuales les platicara, no tendrían mayor atractivo, que lo grande de mi verga y las clásicas situaciones que derivan de una relación sexual.
Pero si les decía que mi miembro me ha provocado grandes problemas, haberme cogido a la esposa de mi hermano mayor, fue una de las máximas satisfacciones de mi vida.
Primero, porque Raúl, por haber sido el mayor y mejor estudiante de los seis hijos de mis padres, fue un consentido y atenido a ello, se convirtió en un abusón, que lo mismo nos despojaba de nuestros juguetes, que nos golpeaba sin ser jamás castigado.
La otra es que Clara, su esposa, es un verdadero manjar de los dioses.
La verdad, hacen una estupenda pareja, pues si ella posée un cuerpazo que va desde los 1.76 metros de estatura y medidas más que perfectas, con unos pechos grandes y firmes, su cara ...
... angelical hacen que luzca cachondísima a esos 29 años.
Y mi hermano, con todo y el rencor que le tenía, hay que reconocer que el futbol americano que practicó hasta a universidad y el gimnasio del que nunca se ha despegado, lo tienen dotado de un cuerpo atlético, lleno de músculos, sin que éstos lo hagan una "mole" de ésas que concursan en fisiculturismo.
Pero eso es harina de otro costal.
De lo que quiero contarles es de la ocasión en que, semanas después de que mi esposa Diana me dejó, cuando la obligue a tener relaciones por su ano, me abandonó, aunque sé muy bien que las cogidas que yo le daba por su vagina, no lo hará nadie y eso lo hará volver al hogar y tuve que refugiarme en casa de Raúl y Clara, para hacer mis comidas, aprovechando que vivo a unas cuantas calles de su casa.
Eran ya más de quince días que Diana había dejado la casa y yo había tenido que consolarme con puñetearme o llamar a "Manuela", como decimos los mexicanos a la acción de masturbarnos.
O sea que tenía más de 15 días sin meter mi verga en un hoyito femenino.
Y no porque fuera fiel ami esposa, sino porque mis compromisos laborales, casualmente en esos días, se hicieron más extenuantes y me impedían buscar alguna chica que me diera satisfacción.
Pues bien, una de esas noches en que llegue a casa de mi hermano para cenar, me encontré con la sirvienta, una viejecita con más de 60 años, que me abrió el paso y me informó que ni Raúl, ni Clara estaban, pues él había salido de la ciudad, para ...