Confesión de un infiel (2)
Fecha: 09/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
Un día, estando en el trabajo, uno de los compañeros nos informó que iba a salir a la farmacia porque tenía que comprar unas pastillas para su mujer, a la que le había llegado la menstruación y tenía dolores.
-¡Mira qué bien! Tienes una semana para usar el otro agujero. –Dijo otro compañero.
Esa frase me hizo recordar otros tiempos, cuando la metía por cualquier agujero, y que, cuando me casé, mi esposa puso el grito en el cielo por nombrarlo y no lo había hecho desde entonces. Decidí volver a practicarlo con Susana y para ello me hice con un frasco de aceite corporal (no se conocía otro para este tipo de relaciones) y lo dejé en el dormitorio del piso.
Esa misma tarde, cuando nos juntamos, le anuncié que se la iba a meter por el culito.
-¡Ni hablar! A una amiga mía se lo hizo su novio y me dijo que el dolor era insoportable. No pudieron acabar.
-No te preocupes. Verás cómo no es para tanto si se sabe hacer. Solamente duele un poquito. De todas formas, si no puedes aguantarlo, me lo dices y paramos.
Accedió y lo primero que hice fue ponerla a cuatro patas, tumbarme boca arriba bajo ella y, desde atrás, comenzar a comerle el coño.
Al mismo tiempo, mojaba mis dedos en el aceite y acariciaba su ano, presionando para que se fuese abriendo poco a poco. Cuando ya pude meter la punta del dedo, le puse una buena cantidad de aceite directamente en su ano y proseguí dilatando.
El primer dedo, entró sin problemas y poco a poco seguí dilatando para que entrase ...
... un segundo dedo, que le resultó molesto al principio. Cuando se acostumbró, le metí un tercero, que le hizo daño, pero en ese momento, su excitación estaba al máximo, aunque mi concentración sobre su coño y clítoris no estaba al cien por cien, debido a la distracción que me producía su ano.
Cuando los tres dedos entraban con soltura y buena lubricación, dejé su coño y me puse tras ella, embadurné de aceite la polla y la puse a la entrada de su ano. Me recosté sobre ella para llevar mi mano a su coño y acariciar el clítoris con suavidad, al tiempo que iba presionando con la polla para ir introduciéndola poco a poco.
Cuando notaba algo de dolor, me lo pedía y yo paraba y mantenía la posición, para reanudar la presión cuando se había relajado. Llegó un momento que el glande entró de golpe, succionado por su culo. Ella, después de la primera impresión, se relajó un momento y pude llegar a metérsela hasta la mitad. Esperé a que se acostumbrase y, ayudado por un poco más de aceite, la incrusté hasta el fondo.
Sé que le dolió, pero aguantó hasta el final. Cuando se acostumbró, comencé a moverme. Primero despacio y engrasando bien, luego aumenté la velocidad, sin dejar de acariciar su coño. Al momento estaba pidiendo más y más.
Me mantuve un buen rato sintiendo la presión de su culo alrededor de mi polla mientras entraba y salía. Luego la hice tumbarse de costado, doblar la pierna superior y, a caballo sobre la otra, seguí enculándola mientras metía dos dedos en su coño y ...