1. Mamada al viejito


    Fecha: 17/09/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Marinat2x, Fuente: CuentoRelatos

    Hola, soy Marina, una mujer casada y algo curiosa en cuestiones de sexo, y eso me ha llevado a hacer algunas cosas que otras esposas no harían; considero que no soy una mujer hermosa, ni voluptuosa, ni modelo o algo parecido, solo soy una mujer normal, una más del montón, o de las tantas que deambulan por las calles de cualquier ciudad.
    
    Todo comenzó por la curiosidad y el morbo que sentí cuando leí un relato que me llegó a mi cuenta de correo y se trataba de una chica que narraba el placer que tuvo al ser cogida por un grupo de ancianos entre ellos su propio abuelo y empecé a pensar e imaginar que de verdad son unas personas que nadie voltea a mirar y son tratadas como estorbo, sin embargo su sabiduría y ganas de vivir la vida están ahí latentes, no tan vigorosas en sus cuerpos físicos, pero si en su imaginación y empecé a urdir mi propia historia y como me daría mis mañas de dar placer así fuera por una sola vez a un viejito o dos o tres, no lo sabía.
    
    Comencé a mirar por los alrededores del lugar donde vivo, a las personas conocidas y maquinando cual sería mi víctima para mis deseos que me hacía calentar y humedecer, un buen día hablaba con una amiga quien cuida a una pareja de abuelitos, ambos esposos y me pidió el favor que le ayudara a buscar un reemplazo por un día ya que tenía que asistir a un juzgado para una audiencia de fijación de la cuota de alimentos para su hijo, le dije que si era muy pesado eso y averigüé todo, me ofrecí de voluntaria a hacer ese trabajo ...
    ... atendiendo las instrucciones de mi amiga, luego de la aceptación de los empleadores.
    
    Llegué muy puntual a las 7 de la mañana y estaban aún en la cama, era una pareja adorable de unos 75 años en promedio, les llevé el café a la cama y les preparé el desayuno, tomaron sus medicinas y se dispusieron a ir a la ducha, la señora era un tanto más joven y se fue a la bañera sola, mientras tanto le ayudé al abuelito a escoger la ropa que se pondría ese día; cuando salió la doña me dijo que lo ayudara a bañar ya que no podía hacerlo solo, esa era una de las tareas que me entregaron, no protesté y me dijo que la otra muchacha lo ayudaba también.
    
    Entramos a la bañera y se quitó la bata y quedó totalmente desnudo, se tapaba lo más que podía con sus manos para que no le viera un pedacito de carne flácida que tenía escondido allí, me acerqué y lo tranquilicé diciéndole – Ya he visto algunos de esos, así que no es el primero – no te preocupes, por mí no hay problema. se acomodó en una silla, empecé a echarle agua tibia con una tasa tenían para ese servicio, lo enjaboné y cuando llegué a su entrepierna, el abuelo estiró una mano y me agarró mis nalgas, yo retrocedí un poco, pero el muy morboso sólo sonrió, le hice señas, le decía que le iba a decir a su mujer, ante lo cual colocó su dedo en los labios para que me callara y volvió a cogerme una pierna, pues yo me tranquilicé, le eché algunas tasadas de agua entre su entrepierna y eso le dio valor, se levantó y me dio un abrazo y pues de ...
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