1. Mily


    Fecha: 05/09/2017, Categorías: Incesto Autor: Irlandesex, Fuente: SexoSinTabues

    MILY. PARTE 1. A TRAVES DEL ESPEJO. Mi nombre es Ezequiel y tengo 33 años, soy Contador Público y vivo en la Ciudad de San Isidro, Provincia de Buenos Aires. La relación con mi prima Mily comenzó hace casi 2 años. Era una tarde de Febrero, y mi madre me comentó que la Tia Gladys estaba regresando desde España, donde había vivido más de 5 años. En teoría por lo que pude averiguar, se había separado de su marido porque éste la había engañado con otra mujer, o algo así, no se y tampoco importa en este relato… La cuestión es que volvía a vivir a Buenos Aires y que lógicamente, se traía con ella a sus dos hijas, Mily de 11 años y Euge de 8 años. Hacia muchos años que yo no veía a mis primas, ya que ni siquiera tenían Facebook. Por lo tanto las recordaba como las pequeñas niñas que eran. La cuestión es que mis padres me pidieron que ese fin de semana organizara una reunión de bienvenida en mi casa, ya que la misma tenia un lindo quincho y una gran pileta (herencia en vida de mis padres, por cierto). Por supuesto que acepte, ya que ellos nunca me piden nada. Ese domingo me levante temprano y fui a comprar la carne para hacer el asado, compre algunas bebidas tambien. Mi madre traería las ensaladas y el postre. A eso de las 13 horas sonó el timbre de la casa, mis padres y mi hermana ya estaban en mi casa, mi hermana Mariela, aun mayor que yo, se dirigió al portón de entrada a recibir a las visitas. De lejos escuche risas y palabras alegres. De pronto vi acercarse a mi Tía Gladys ...
    ... sonriente, a quien salude con un gran abrazo, detrás de ella estaba mi prima menor Euge, quien me saludo con un tierno beso en la mejilla. Aun bastante mas rezagada, venia camiando mi prima Mily. Al principio creí que era alguien mas, ya que esperaba ver a una pequeña niña. Pero rápidamente me di cuenta que era ella. Su pelo largo y lacio de un color negro intenso y brillante que reflejaba el sol, se sacudía al compas de sus pasos. Su piel bronceada hacia que sus ojos grandes y verdes resaltaran a lo lejos, Su nariz respingada y sus labios gruesos eran dignos de ser elogiados. Su cuerpo era delgado, no debía medir más de 1. 40 cm. -Hola primo-, me saludó con un hermoso beso en la mejilla. -Hola Mily, ¿como estas?- respondí aun asombrado por semejante belleza. Su voz era dulce y delicada. Además se desplazaba como flotando por el césped, como si fuera un ángel caído del cielo, siempre con movimientos delicados y sencuales. El almuerzo transcurrió normalmente. La Tía Gladys nos había puesto al corriente de sus últimos meses en España y de su viaje hacia Buenos Aires. Yo, por su parte, seguía embobado mirando cada tanto a Mily, sin poder entender como una niña de 11 años podía provocarme semejantes sensaciones. Luego de unas latas de cervezas bien frías ya cada vez me importaba menos mirar con menos disimulo a mi prima. En ese instante, llegó el turno de meterse a la pileta. Mily se acercó al sector donde posaban las reposeras y lentamente se quitó el vestido blanco de verano que ...
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