Los albañiles me hacen una visita - Relatos Eróticos

Los albañiles me hacen una visita

... gustando bastante y pensar que todavía faltaba el hombre mayor me volvía loca.Este hombre estuvo dándome azotes en mis nalgas mientras me daba por el culo. Me ardía cada vez que me azotaba. De repente comenzó a gruñir y sin decir nada también acabó dentro de mi ahora bien dilatado ano.Cuando se salió de mi culo intenté levantarme; pero entonces el jefe trepó a la cama con su verga dura en la mano. Me quedé entonces en cuatro; pero él sonrió y me dijo que era algo chapado a la antigua y disfrutaba más de una concha húmeda y caliente que de un culo estrecho.Apenas lo dijo, sentí su tremenda pija gruesa abriéndose paso a través de mis labios vaginales. Me bombeó a gusto por un buen rato y su experiencia en mujeres me hizo acabar tres veces casi seguidas antes de que él por fin se derramara en mi vientre.Al terminar con ese cuarto polvo, yo me encontraba agotada pero muy satisfecha por esas vergas llenándome la concha y el culo.Mi cuerpo estaba hecho un desastre; todo transpirado e impregnado por el sudor de esos ...

... cuatro hombres; que además me habían llenado de leche. Podía sentir ese semen todavía tibio deslizándose fuera de mis dos orificios.Los cuatro albañiles se vistieron y me dejaron allí sobre mi cama matrimonial, enrollada en posición fetal. Mi esposo volvería en un par de días; eso me daría tiempo a recuperar la estrechez de mis dos orificios y darle un poco de descanso a mi dolorido cuerpo...Un rato después me levanté para darme una ducha relajante. Podía sentir el semen escurriéndose por mis muslos temblorosos.Bajo la ducha me sobresaltó un ruido extraño y entonces mi adorado Víctor apareció en la puerta del baño. Había cancelado parte de su viaje y estaba muy contento de estar otra vez de regreso en casa.Suspiré aliviada al pensar que esos hombres no habían querido seguir un rato más.Bastantes explicaciones tendría que dar a mi marido esa noche por tanta dilatación de mis dos orificios corporales.Pero mucho peor habría sido que Víctor me encontrara ensartada debajo de la gruesa y dura verga de un albañil sudoroso…