1. Mis masturbaciones más duras


    Fecha: 28/09/2019, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... llevé una regla. Mi equipo para masturbarme iba creciendo.
    
    Al principio solo metía y sacaba el cable dos o tres veces, y con ese placer, tras sacarlo, me masturbaba normalmente. Pero así casi no sentía ese cuerpo extraño dentro de mí, así que empecé a menearme la polla con el cable dentro, a apretarla, a localizar con mis dedos hasta dónde se había introducido. Y para localizar el cable dentro de mi pene, lo mejor era, estando tumbado en la bañera, acercar mi miembro al estómago, pues el cable penetra mejor por la parte de abajo del pene, y así quedaba hacia arriba. En esta postura el cable entraba muchísimo más profundo y mucho más suavemente. Así que lo metí lo más que pude. 15 cm. "No puede ser, mi polla no mide tanto", pensé. Así que repetí, intentando metermelo aún más adentro. No sé adonde alcancé, tal vez a los testículos, porque no sólo batí el record, 19 cm, si no que en el doblez que formaba el cable se había pegado una gotita de semen. Era la primera vez que veía mi semen antes de correrme, estando muy excitado. Así que metí el cable en la boca y saboreé mi delicioso jugo. Si no me hubiera gustado tanto, creo que muchas de las cosas que hice en el futuro no las habría hecho, pero ya había probado ese delicioso néctar ...
    ... y estaba perdido. Pero eso será en el futuro. Aún queda mucho que contar.
    
    Debo contar aquí que tras meterme el cable, o todo lo que vino después, cuando meaba, la polla me dolía dos o tres días, según lo duro que me hubiera dado, especialmente la punta. Pero ese dolor no era nada comparado con el placer que sentía.
    
    Yo seguía con la idea de introducirme un bolígrafo, tal vez porque no pude la primera vez o porque tenía grandes planes con ese objeto, pues una vez sacada la mina de tinta, era una tubería hueca. ¡Imagínense lo que podría hacer con una tubería metida hasta el fondo de mi polla!. Así que decidí que antes de intentarlo otra vez debería acostumbrar a mi pene a algo más gordo. No pude encontrar nada, así que doblé otra vez el cable. Ahora era cuatro veces más gordo que el original, pero dividido en dos mitades, con sus dos puntas dobladas. Ésta práctica no duró mucho, pues aunque podía girar el cable en redondo para ensanchar los conductos de mi pene, al intentar introducirlo muy profundamente, casi siempre uno de los dobleces no entraba bien, y siempre tenía que desdoblarlo para metérmelo hasta adentro y sacar otro poco de semen para degustarlo.
    
    Así logré que me cupiera un bolígrafo, pero eso lo contaré otro día. 
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