1. Fui raptado


    Fecha: 30/09/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Fui secuestrado y violado por tres meses a pesar que mi familia pago el rescate. Todo empezó al intentar fugarme y golpear a dos de los secuestradores. Al someterme, el jefe de ellos, un negro enorme y grueso ordenó a los otros que me desnudaran e inmobilizaran, lo vi desnudarse y luché con todas mis fuerzas, entonces me inmobilizaron y colocarón boca arriba en una mesa, levantandome y abriendome las piernas. Uno de ellos colocó una gran cantidad de lubricante en mi ano y el jefe se acercó a mi, traía el pene erecto y me dijo: Te crees muy machito, ¿no?, pues hoy te voy a convertir en mi putita catira, mi hembrita rubia, y si te opones rebanaré tus bolas, terminó enseñandome un filoso y enorme cuchillo de carnicería. Le rogué que me perdonara y el me díó una fuerte cachetada y me dijo que lo mirara a los ojos y no los cerrara, y sin más asentó su sexo a mi ano y lo empujó con fuerza. Mi cuerpo se resistió y grité de dolor, pero el volvió a abofetearme y me dijo: Mírame a los ojos o te capo. Su embestida era brutal y grité de dolor, mirándolo a los ojos y suplicando su perdón, pero el no oyó. Aquel inmenso pene entró hasta la base en mi cuerpo, dí un fuerte gemido agónico y me sentí atravezado, lleno. Sentí que me había desgarrado por dentro, y el empezó a moverse lujuriosamente. Mientras me cogía miré los ...
    ... ojos de aquel hombre, el dolor fue cediendo y el me montó 2 veces sin separarse de mi. Al acabar por segunda vez me llevó a una ducha y me forzó a bañarlo y besarlo, luego me obligó a satisfacerlo oralmente como el me indicaba y me hizo beber su semen.
    
    Al salir los otros tres hombres rieron y se burlaron de mi, el jefe me llevó a su habitación y me dijo que desde ese momento sería su hembrita. Esa tarde y noche me violó tres veces más.
    
    Por tres meses fuí su mujer varias veces al día, me hizo depilar, maquillar, y vestir de mujer. Era depilado, y preparado para el por dos mujeres, quienes me decían que al liberarme sería solo un pedazo de carne, un maricón que iba a extrañar a Yonni cada día de mi vida.
    
    Después de 102 días en cautiverio fuí liberado y no ví a ninguno de ellos nunca más, pero tanto tiempo siendo violado por aquel hombre dejó su huella en mi.
    
    Si estoy con una mujer solo me excito y llego al orgasmo si fantaseo con Yonni, y de vez en cuando contrato los serviciós de hombres negros para que me obligen a hacer lo que ellos desean. Lo que sentí poco después de ser liberado es que me había enamorado de mi violador y lo extraño mucho. Tal vez ahora comprendo el sindrome de Estocolmo mejor que muchos, pues me enamoré de mi captor, el hombre que me violó y convirtió en su hembrita complaciente. 
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