IN VITRO
Fecha: 06/09/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: murgis, Fuente: RelatosEróticos
Mi nombre es Raúl y la historia que les voy a contar sucedió hace mucho tiempo ya. Una historia de dolor, frustración, sexo sin precedentes en nuestra relación y finalmente mucho amor.
Nuestra historia es una de tantas en la que dos personas que se quieren deciden llevar más allá su amor y tener un hijo. Como se suele decir, fruto de su amor. Pero no siempre la vida le trata a uno cálidamente. A veces todo se tuerce y lo que parecía un proyecto maravilloso se convierte en una experiencia dolorosa, difícil de llevar. Así nos tocó vivir lo que a continuación les voy a narrar.
Marta lo quería. ¡Definitivamente sí!
Aquella mañana regresamos temprano del médico. Ya teníamos el resultado de la última in vitro que nos podíamos costear. A Marta le había bajado la regla.
Anteriormente habíamos probado con varias inseminaciones, pero no habían dado resultado tampoco. Empezaba a pasarnos factura. Nos sentíamos inválidos, nulos. El problema era mío. Poca movilidad y bajo número de espermatozoides. Ya no podíamos más. La ingesta brutal de medicamentos, inyecciones y demás, habían hecho que Marta engordase unos kilitos. Ya no era la chica de 25 añitos que había conocido hacía años y como ella decía, con “tipín de modelo”. Pero aun así, era preciosa. Esos kilitos de más habían hecho que se formase con curvas de verdad. Toda una mujer. Con su 1,65 de estatura hacía que los hombres se girasen para ver su culo cuando entrábamos a un buen restaurante, o una discoteca. Su pecho ...
... también había aumentado, pero en eso estaba contenta. Pasó de una 85 a una talla 90. Estaba encantada cuando se ponía ropa escotada. Se lucía en casa delante del espejo (y en la calle, pensaba yo). Tenía ahora 36 años, y era toda una señora. Combinaba la espontaneidad y la lujuria de una jovencita con la presencia y la educación de una mujer refinada y culta. Una mezcla claramente explosiva.
Después del mal trago, decidimos darnos un tiempo para aclarar las ideas. Un tiempo de relax, ya veríamos qué hacer. Estuvimos viajando unos meses y dedicándonos al trabajo casi al cien por cien. De alguna forma, nos habíamos distanciado. Teníamos sexo de cuando en cuando y cada vez era más gris. Esa lujuria de Marta había amainado. Hasta el reencuentro con Nacho….
La última vez que vi a mi buen amigo Nacho fue en la despedida de soltero de un amigo en común. A la boda no fue, si mal no recuerdo. Hacía más de 8 años. Era el único del grupo de amigos que no había querido estudiar e ir a la universidad para hacerse “un hombre de provecho”. Siempre había estado de aquí para allá trabajando en lo que le ofrecían. Con el tiempo pensé que todos le envidiábamos de alguna u otra forma. Era libre. Pero un buen día desapareció. Unos decían que se había ido a trabajar al extranjero, otros que había conocido a una chica y se había casado en Sevilla. Cada uno contaba una versión diferente. La verdad es que había desaparecido sin más. Así, como un pájaro libre, voló y voló sin importarle lo que dejaba ...