Tadeo y Jonathan - Relatos Eróticos

Tadeo y Jonathan

... Fui dando pequeños piquetes para que entrará lentamente, cuando gritó porque le dolía paré, él me dijo que no me detuviera, iba casi la mitad de la cabeza, me quedé quieto para que él se ralajara y se fuera abrriendo, la saqué y volví a repetir, Tadeo desesperado me pedía que no me detuviera, lo agarré con mis dos manos de su cadera y de un golpe se la dejé ir toda, sentí como le tronó el culito, él grito fuerte —¿Te duele putito?— —No mames cabrón, me rompiste el culo. Pensé que la ibas a meter lento— —¿te la saco?— —¡No, no, no! Así déjamela, no mames me duele un chingo pero se siente tan rico, así quédate quieto— Me quedé quieto con mi inmensa verga metida en su culito peludo hasta que él poco a poco hacía sus movimientos de adelante hacía atrás, con eso mi verga se puso aún más dura y palpitante —Me encanta como se mueve dentro de mí, parece que tiene vida propia— —Me tienes bien caliente, ya casi suelto la leche— —No, por favor aguanta más. Apenas vamos empezando— —Aguantaré lo que me pidas, estás bien rico— Se la empujé toda y lo agarré de la cintura, así ensartado lo moví de tal manera que me senté en el sofá y el pudiera cabalgarme, entonces se desenfrenó. Nuestros cuerpos estaban sudados, mis vellos todos húmedos, los de él igual, su culo ya estaba muy dilatado de tal manera que mi verga entraba y salía sin dificultad, se la sacó toda y se volvió a montar en mí pero esta vez estábamos cara a cara, así podíamos besarnos, quería cogérmelo en todas las posiciones y por ...

... toda la casa por si acaso ya no tendríamos tiempo de vernos, lo levanté y le di unos vergazos así de pie, yo abrazándolo, me encanta como se siente cuando entra la verga así. Lo agarré de la cintura y le pedí que me soltara del cuello, me incliné un poco y le dí lo más duro que podía, el me sujetaba de los brazos y gemía de placer, me lo llevé al piso de arriba y salimos al balcón, se asustó un poco pero se relajó cuando le dije que nadie podía descubrirnos aquí. Cuando sabía que ya no iba a aguantar le dije —Estás listo para recibir mi leche— —Sí papi, dámela toda en la boca— —No, yo quiero echártela adentro— —Donde tu quieras papi— —Esto que haré te dolerá un poco pero te va a gustar— Entonces lo acosté sobre la cama, antes puse una toalla para no ensuciar la colcha, lo acosté boca abajo, su culo estaba completamente dilatado, abrí mis pies, puse uno de cada lado de sus piernas, me coloqué en cuclillas, lo levanté un poco hasta que él entendió la posición y entonces le dejé caer mi verga, no habíamos charlado antes pero se notaba que le gustaba rudo así que lo agarré del cuello mientras mi verga no dejaba de bombearle el culito tan rico y abierto que tiene Tadeo, él no dejaba de gemir y me pedía que le diera más, no dejaba de llamarme papi —Papi me voy a venir, ya no aguanto más ¿te falta mucho?— —No te detengas tu vente— Sin tocarse ni masturbarse Tadeo estaba a punto de venirse y yo al fin podría soltarle mi leche que con tanto esfuerzo estaba manteniendo en mis huevos, ...