1. Eva María y Federico


    Fecha: 07/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mi mente pasaban una y otra vez las imágenes de mi mamá pidiendo más verga, de esas nalgotas ricas y tetas grandes moviéndose de una lado a otro disfrutando el sexo.
    
    Después de ese día la forma cómo veía a mi madre cambió del todo. Sin embargo, ella no era muy dada a andar por la casa en camisones transparantes ó mostrarse semi desnuda ó
    
    llamarme cuando estaba en la ducha. Sencillamente ella no era así. Pero yo por lo que había presenciado no me quitaba de la mente el hecho de volverla mi amante. Pensaba cómo poder hacer el amor con ella, cómo tocarla, besarla y acariciarla. De cómo yo podía lograr ese acercamiento inocente y morboso. La miraba como mujer madura deseable y apetecible. Mi trato hacia ella cambió, era más servicial, cariñoso y cuando se daba la oportunidad le rozaba las nalgas ó las tetas, la abrazaba y le pegaba mi bulto. A veces la abrazaba por atrás y le pegaba la verga a sus nalgas. Nunca me dijo nada. Ni siquiera sé hasta hoy si se dejaba hacer por placer ó por amor maternal.
    
    El tiempo seguía transcurriendo. Los meses pasaron casi siempre con la misma rutina. Una movida del destino hizo que Rafael tuviera que salir del país, tenía que acompañar a una de sus hijas enferma de cáncer.
    
    Mi mamá sintió su ausencia. Pasaba triste, decaída; se le notaba que extrañaba a su amigo y las cogidas que se daban. Un día la encontré sollozando en su oficina, estaba con los ojos rojos, bastante pensativa, sentada en el sillón donde gozaba con Rafael. Me acerqué ...
    ... y la pregunté qué le pasaba y ella comenzó a decirme:
    
    -No me he sentido bien estos días. Primero tu papá nos dejó, gracias a Dios hemos salido adelante. Luego Rafael que me hacía a veces compañía y yo tenía con quien platicar tuvo que irse. Pero así es la vida hijo. Como sea hay que seguir adelante. Después de esto se levantó y siguió hablando cosas por el estilo. Yo continuaba sentado escuchándola y observando su cuerpo.
    
    -Así es mamá –le respondí mientras me paraba y la abrazaba. -Tenemos que continuar nuestras vidas. Mi mente estaba en conflicto, pero pudo más mi morboso deseo. La abracé fuerte. Podía sentir sus tetas apretujadas en mi pecho y mis manos se bajaron casi hasta sus nalgas, pero no tuve valor de continuar.
    
    -Gracias por tu apoyo, hijo. Tú siempre has estado pendiente de todo.
    
    Al decir esto se dio vuelta, la solté pero volví a abrazarla y esta vez le rodeé las tetas con mis brazos y la verga estoy seguro que la sentía en sus nalgas.
    
    -No te preocupes mamá- le dije. Cuando se fue mi papá tú me dijistes que tomaría su lugar y he tratado de hacerlo. Pero de hoy en adelante quiero que confíes más en mí y me tengas más confianza. Quiero que te sientas protegida y apoyada por tu hijo.
    
    Poco a poco yo había movido una de mis manos y la tenía sobre una de sus tetas y podía percibir claramente que estaba exitada, sentía el pezón parado y bien duro. Yo continuaba hablando pero también le apretaba la teta. A los segundos ya ni coordinaba bien mis palabras de ...
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