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LOS TRES AMIGOS
Fecha: 08/10/2019, Categorías: Gays Autor: betocabron, Fuente: SexoSinTabues
Tres amigos. Historia reciente de mis andanzas íntimas. CON FOTOS. Soy maestro de preparatoria, tengo 38 años y soy bi. Enseño en una escuela pública por las tardes y no me falta oportunidad de tener sexo con chavitos o chavitas. Hace dos años me asignaron los grupos de segundo semestre, con estudiantes apenas pasando los 15 años. En cuanto empiezo el ciclo escolar checo la “mercancía” disponible y me dispongo a disfrutarla. En uno de los grupos descubrí a tres chicos que eran amigos y que se llevaban muy bien entre ellos. Uno era Jorge, de apenas 15, muy tímido y callado, hijito de familia, delgado, moreno, alto, con ojos de inocencia con aire de asiático. Su cabello corto y medio rizado enmarcaba su cara hermosa. Su cuerpo nada espectacular, eso si, unos brazos, piernas y dedos largos auguraban una pene de buen tamaño. Otro era Ernesto, mas platicador que los otros, de tez blanca, alto delgado y guapo, ojos castaño claro, cabello lacio y unos labios muy sensuales. Tenía una mirada muy pícara y yo diría que medio joteaba. El otro era Kevin, muy moreno, ya de 16 años, clásico deportista, muy velludo, no muy alto pero si con unas nalgas bien ricas y formadas. Se creía irresistible y acosaba a sus compañeras. Presumía de tener “mucha viejas” y de ser un gran amante, cosa que yo dudaba. El caso es que no sé porque me llamaron la atención los tres desde el primer día y me dediqué a observarlos y de ser posible, a seguirlos. Se me antojaba tener sexo con alguno de ellos o con ...
... los tres. Un día, aprovechando mi ventaja como maestro, me decidí a intentar algo con Jorge. Estando yo sentado en la silla del escritorio, revisando los trabajos de los alumnos de uno por uno, le llamé a Jorge y me puse a explicarle cuales errores tenía en su libreta. Le pedí que se parara junto a mí y disimulada y “accidentalmente” roce en varias ocasiones el frente de su pantalón. La primera vez él se tragó el cuento de que era por accidente. Mi mano rozó levemente su pene dormidito debajo del pantalón. La segunda vez sentí que el pene seguía dormidito en la misma posición anterior, pero la tercera vez me sorprendí al descubrir una leve erección y un alargamiento de su pene. La cuarta vez, (yo seguía como si nada explique y explique) mi mano tardó unos 3 segundos pegada a su pantalón y pude sentir como su pene brincaba y se endurecía. El chico no decía nada, solo asentía con la cabeza a lo que yo le preguntaba. De vez en cuando, de reojo, yo observaba su reacción y lo pillé bajando la mirada hacia su pene para ver como mi mano lo tocaba. Eso me calentó. Al final de la explicación lo miré fijamente, mientras me acariciaba el pene ya erecto que se dibujaba debajo del pantalón. Que te pareció? Pregunté distraídamente. Jorge se puso rojo y no decía nada, yo seguía acariciándome el pene discretamente frente a él. Me entendiste? Agregué sin especificar qué. Ok, puedes sentarte. Le ordené. En los siguientes días me ocupé de mirarlo fijamente mientras le sonreía para reforzar la ...