1. Helena y la esposa del contador


    Fecha: 19/10/2019, Categorías: Anal Sexo con Maduras Lesbianas Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... Quise levantarme para evitar que mi calentura fuera aumentando, pero el tipo me sujetó bien fuerte y continuó penetrándome con esa cosa, que a esta altura ya me estaba produciendo una excitación fuera de lo común. Mi vagina comenzaba a humedecerse y en pocos minutos experimenté un orgasmo anal, temblando en silencio, haciendo un gran esfuerzo para que el hombre no lo notara.En ese mismo instante Cecilia comenzó a jadear más fuerte y pronto acabó en un ruidoso orgasmo entre los labios de Helena. Sus cuerpos se relajaron un poco y mi amiga me preguntó si ya estaba lista para disfrutar de Cecilia. Se largó a reír cuando se dio cuenta de que yo había acabado en manos del contador, pero no dijo nada.El hombre mientras me acariciaba el culo, preguntándome si me había gustado. Antes de que pudiera responderle su celular sonó. Lo atendió con un gesto de contrariedad y enseguida me hizo levantar, porque debía irse. Se acomodó sus ropas, beso tiernamente a su esposa y se despidió diciendo que lo había pasado muy bien y que Cecilia se quedaría un rato más con nosotras.Helena me colocó un arnés con una verga de silicona ya bien lubricada y luego hizo que la morocha veterana se reclinara sobre una mesa, apoyando sus lindas tetas contra la madera. Me ofreció sus redondas nalgas, para que ...
    ... eligiera por cuál de sus agujeros le metería esa cosa. Me decidí por la vagina, cuyos labios se veían bastante dilatados y enrojecidos por la acción de mi amiga.La mujer gimió bajo mi peso cuando me impulsé hacia adelante y la penetré en una furiosa estocada, sintiendo que llegaba hasta el fondo de su vagina con esa poderosa verga. Helena se ubicó delante de ella y le comió la boca mientras le acariciaba todo el cuerpo.Cecilia no resistió demasiado tiempo mis embates. En pocos minutos aulló como poseída, pidiendo más y más, para acabar en un violento orgasmo. Sus flujos comenzaron a caer por sus torneadas piernas. Yo le saqué la verga de silicona y Helena entonces se arrodilló detrás de ella, lamiendo su ahora dilatada conchita.Descansamos un rato y decidimos regresar al salón principal, hacía rato que faltábamos y nuestros esposos podrían estar buscándonos. Nos despedimos de Cecilia a los besos, prometiendo reunirnos en nuestro departamento de solteras algún día.Nuestros mariditos ni habían notado nuestra ausencia, se los veía a ambos conversando muy entusiasmados con un par de pendejas de Legales, dos nenas bastante calientes por cierto.Helena me guiñó un ojo diciendo: “los dejamos creer que se las levantaron ellos, después se las sacamos de las manos y los dejamos bien calentitos…” 
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