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La estancia
Fecha: 26/10/2019, Categorías: Erotismo y amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Nuestro deseo tantas veces acariciado estaba ya en marcha. Teníamos un contacto extraordinario con una estancia de ensueño , en un lugar paradisíaco. El mediterráneo no es un mal lugar y nuestro enlace nos había puesto en antecedentes . No defraudó ni el sitio ni la persona. Un cuarentón forrado y nosotros con deseos irrefrenables de practicar y compartir. Mi compañera tiene 32 y yo treinta. Llevamos ya cinco juntos. Me cazó en una disco y seguimos juntos encoñados. Ella me subyuga y yo le satisfago. Pero la rutina pudo más y buscando buscando salió esto. Lo que allí pasó fue de lo bueno lo mejor. Siempre me ha puesto ella a cien pero me gustaba verla con alguien más y después de un buen tiempo aceptó no sin antes recriminarme. La verdad es que después de esta experiencia ella sigue abierta a nuevas experiencias. Os lo comento. Nuestro buen amigo nos alojó en una habitación con un balcón sobre el mar que era de fábula. Su habitación estaba justo al lado y poseía otro balcón. Desde el primer momento tomó a ella de la mano y la cató en mi presencia. Fue un beso lengudo ...
... con una palpación bestial por todo su coño. Me miraba por si no aceptaba el envite pero habíamos ido a eso . Estaba todo incluído , la estancia y el sexo. Una semana todo pagado merecía la pena y yo estaba de espectador y baboso. Le había comprado un vestido a ella que dejaba ver todos sus encantos y lo tenía embobado. Su miembro era terrible y sus ansias inagotables. La primera noche fueron a la piscina y en porretas se tocaron de lo lindo. Luego vino el repaso y la lección. Sus formas eran elegantes pero salvajes. Su cuerpo estaba proporcionado y era velludo y musculoso. Ella se volvió loca y así pasamos la semana . De vuelta a casa recibimos nuevas citas y aquello se convirtió en algo odioso. Por una vez sí pero tantas veces , no. Pero la cuestión es que existían dos voluntades y no sólo la mía. Convinimos en volver por última vez y yo sin acudir. Lo que allí ocurrió sólo ella lo sabe pero vino reventada por todos sus orificios. Parecía una zorra pero muy salida. Hoy es el día que no compartimos lecho y he perdido mi ama de llaves que me mantenía y vive ahora con él.
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