1. Enfermo amor


    Fecha: 08/11/2019, Categorías: Infidelidad Autor: NiñitaCaliente1, Fuente: CuentoRelatos

    ¿Cómo debería empezar? Tal vez contando un poco de mí.
    
    Me llamo Emily. Voy en la universidad. Soy considerada una de las chicas más bajitas y adorables del salón, lo cual no me desagrada, eran etiquetas que me gustan.
    
    Mi altura de 1.56 se complementaba con un cuerpo delgado, caderas anchas, pechos medianos. Cabello castaño teñido con algunos mechones rosas.
    
    No soy la más sociable de todos, pero tampoco me quedo sola en un rincón mientras dibujo o escucho música. Supongo que estoy en la media de “normalidad”. Claro, solo ante los demás. Pues guardo demonios dentro de mí que podrían hacerles cambiar todo el panorama.
    
    Hacía mucho tiempo había salido con alguien. Un chico menor que yo. Solía ser niñera de sus hermanitos cuando estudiaba la preparatoria. A veces, lo llegaba a cuidar a él también cuando lo veía retraído en su mundo y con problemas de autoestima.
    
    No lo sé. Por alguna razón, entre los cuidados, las atenciones y agradables momentos: me sentí muy unida a él. Estaba enamorada. Y el también.
    
    Fuimos pareja casi dos años. Hasta que sus papás tomaron la decisión de que él podía hacerse cargo de sus hermanos. Yo me fui de ahí, pero seguimos saliendo. Hasta que el comenzó a ponerse raro, en más de un sentido. A veces llegaba a mi casa y me pedía que lo cuidara si se sentía mal. Se comportaba como un mocoso que no se me despegaba y exigía mi atención; como un niño que hace berrinche para que se le compre un helado. Todo llego a un extremo, cuando se empezó ...
    ... a mostrar celoso y posesivo. Literalmente, intento mantenerme solo para él.
    
    Aun lo amaba, pero sabía que eso no podía ser bueno para ambos. A mi pesar, rompí con él. Sus insistencias se habían vuelto muchas, hasta cierto punto le había aterrado las formas y maneras en que me pedía que regresáramos; no lo eh vuelto a ver hace más de un año. La idea de que haya entendido que era el fin me daba calma, pero pensar que ahora todo lo que hacíamos juntos ahora lo hacía con alguien más, me dolía un poco.
    
    En cierta forma rara, lo extrañaba.
    
    Era verano cuando paso. Salimos muy tarde de la escuela. Luego de salir de una cafetería a la que algunos compañeros habíamos ido, me encamine hasta la parada del bus. Pero, al pasar junto a un callejón oscuro, sentí como alguien me tomaba de la cintura y me cubría la boca y la nariz con un paño. Todo se volvió oscuro y caí desmayada.
    
    Abrí los ojos y me encontré en una casa. Estaba en una habitación, estaba llena de fotos mías pegadas en la pared y cajas vacías de galletas y otras golosinas. Me senté abrasándome a mis piernas, e intentando mantener la calma.
    
    Oí pasos afuera de la habitación antes de que la puerta se abriera. Un hombre más alto que yo, con una playera mojada de lo que seguramente era sudor (la cual se ajustaba a sus músculos) y unos pantalones con diseño militar. Su cabello castaño se pegaba a su frente, y sus ojos verdes me veían con atención. Sonrió de forma rara al verme y cerró la puerta tras el antes de caminar ...
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