El gordito
Fecha: 08/11/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: isra_pleasure, Fuente: CuentoRelatos
... alcanzar sus testículos mientras tenía todo su miembro en la boca, eso mi querido, le excitaba bastante, él dejaba caer su cabeza hacía atrás y claro yo sabía que él lo disfrutaba.
A pesar de ser grueso su miembro mágicamente me cabía todo en mi boca, y después de tantas chupadas, sacó un condón y me lo ofreció para ponerlo con la boca.
Una vez estaba el condón puesto me dejó un sabor a piña en mis labios.
Así que él me volteó para sepultar sus labios dentro de mi trasero. Le gustaba morder mis nalgas y disfrutaba metiendo su lengua en mi dulce ano.
Pasó el tiempo y al estar preparado comenzó a penetrarme, a él le gustaba suave pero fuerte. Mientras que su pene se amoldaba a mi ano y frotaba las paredes provocándome un dulce placer, el grosor me gustaba.
Me puso de perrito y luego de misionero, así podía sentir todo su miembro dentro. Me besaba como nunca y como pocos, no era experto pero comía mi boca como si fuera la última que fuera a probar.
Infortunadamente querido corazón él no duró mucho, me pidió que se la chupara y que le frotara los testículos de una manera un poco brusca, yo asentí y chupaba con frenesí, tocaba sus bolas y él jadeaba, sudaba y comenzaba a gemir más ...
... fuerte.
No dilató tanto tiempo en venirse y por supuesto terminó en mis labios, él me apartó para que yo no siguiera chupando pero yo me empeñaba en lamer su hombría para que él se retorciera más y más de placer, eso sin duda me excitó bastante.
Cuando terminamos todo, él se quedó dormido abrazando mi cuerpo cual hiedra que se aferra la tierra. Y sinceramente yo no acostumbro a dormir con alguien así que me resultó incómodo, pero después de cierto tiempo él despertó, me sonrió y me invitó a besarlo.
El tiempo había transcurrido muy rápido y yo debía irme ya que él esperaba a alguien más y yo llevaba prisa.
—Gracias por esta tarde —dijo él.
—De nada, ahora tienes mi número por si quieres pasar más tardes así —contesté.
—Estoy esperando a otro chico, te recompensaré si te quedas y nos haces compañía —repuso.
—Lo siento, será en otra ocasión, me espera alguien más, te veo pronto —y sepulté un beso en su ardiente boca.
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Espero que sigas leyendo, te mando toda la buena vibra, un beso en tu oreja, en tu dulce cuello y en tus labios para sepultar nuestro secreto. También te mando un cálido y reconfortante apretón de entrepierna para que tengas más ganas de leerme la próxima vez.