Gigoló y pintor
Fecha: 09/11/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... hagamos...
-¿Qué servicio me harías?
-El completo
No sabía en qué consistía.
-¿Y eso qué es?
-Sexo oral, vaginal y anal.
Doña Fátima se volvió a poner colorada.
-Me voy, me voy que ya hablé demasiado.
A los diez minutos de irse de mi lado, fui al servicio a cambiarle el agua al canario. Iba a coger la manilla de la puerta, cuando sentí, en bajito, algo así:
-Ooooh, oooh, Oh Aaaah. Oh, oooooh. Sí, sí, si. Aaaah. Me viene. -un silencio largo- Aaaah.
No había que ser muy listo para saber que doña Fátima se hiciera un dedo y se había corrido. Me fui y le cambié el agua y la leche al canario en el otro servicio.
Al día siguiente, por la tarde, iba a comenzar a pintar, cuando me llamó doña Fátima. Fui a la cocina. Encima de la mesa había una jarra con limonada y tres vasos. Dos ya estaban mediados. En la radio se oía la canción de Raphael: Yo Soy Aquel. Doña Fátima, me dijo:
-Siéntate a la mesa, Quique.
Me senté delante del vaso vacío, que estaba justo enfrente del de don Manuel, lo llenó, y me preguntó:
-¿Cuánto me cobrarías?
Me hice el tonto.
-No subió de ayer a hoy, 500 pesetas.
-Por el completo. Quiero sentir tu verga dentro de mí coño, dentro de mi culo, y...
No la dejé terminar.
-¡¿Y me lo pregunta delante de su marido?!
-Él lo que quiere es que yo sea feliz.
-¿Y usted cómo sabes eso?
Fátima, miró para su marido, y le dijo:
-Parpadea dos veces si quieras que me folle Quique, Manuel.
Don Manuel, parpadeó ...
... dos veces.
Fátima, necesitaba verga.
-¿Cuánto me vas a cobrar?
Me levante, se levantó, la agarré por la cintura y le pegué un morreo que la dejé temblando.
-Dos mil pesetas.
-Me dijeron que cobrabas mil.
La volví a besar. Su mano derecha acarició mi verga por encima del pantalón.
-Y es cierto, pero me da a mí que don Manuel quiere mirar. ¿Me equivoco?
-No, no te equivocas.
Le eché un trago a la limonada, y le pregunté:
-¿Cuánto tiempo lleva sin una buena verga entre las piernas?
-De tú.
-¿Cuánto tiempo llevas sin una buena verga, Fátima?
-¿A qué viene esa pregunta?
-Curiosidad.
-Más de cinco años.
-¿Te comieron el coño alguna vez?
-No.
Miré para don Manuel, pero el hombre no daba ni tenía.
-¿Te follaron por el culo?
Ahora fue ella la que me besó a mí.
-No.
-¿Ya te vino la menopausia?
-¿También lo preguntas por curiosidad?
-No, te lo pregunto por seguridad. ¿Te vino?
-Sí.
-Bien. No traje condones.
La agarré por las nalgas, la apreté contra mí. Ella rodeó mi cuello con sus brazos, y me preguntó:
-¿Te gustan mis besos con lengua?
-Sí. ¿Y a ti los míos?
-Mucho.
La seguí besando. Fátima, sentía mi verga empalmada latir sobre su vientre.
-Necesito correrme.
-¡¿Ya?!
-Ya.
-No seas impaciente. Trae tres tazas y una jarra de vino tinto de la bodega.
-Mi marido y yo no bebemos.
-¿Quieres pasártelo en grande o no?
-¿De barro o blancas?
-De barro.
Se fue a la bodega y ...