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Sesiones
Fecha: 23/11/2019, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Para saldar una deuda pendiente elevada el que aquí suscribe debió aceptar cierta condición basada en el sexo y la humillación. El pago se concretaba en una sesión mensual al menos con mi esposa y todo lo que él pidiera debía realizarse. Para no dejar ningún cabo sin atar firmé un contrato con los derechos y obligaciones bien concretos. La deuda se amortizaría con el paso del tiempo y como mínimo eran cinco años y prorrogables a conveniencia de partes. El muy ladino nos conoce desde siempre y conoce mi esposa porque mantuvo relación con ella. Por eso a la hora de la firma la disposición de ella no fue tan mala porque donde hubo pasión queda rescoldo. Yo cuando empecé a salir con ella conocía dicha circunstancia y pasé por alto el detalle. Hoy es el día en que la deuda está casi saldada y lo que podía parecer una pena ha quedado en un hábito complaciente. Lo peor fue al principio que nos pilló un poco sobrecogidos pero ella se aplicó bien y aceptó todas las sumisiones que él pedía y así todo rodó bien. Mi presencia en las sesiones tenía que ser aceptada y la realización siempre era en nuestro domicilio. A cambio de ello y para hacerlo más llevadero nos obsequiaba con una cena en un restaurante para crear ambiente propicio y calentar motores . Más de una vez se propasó con ella en público sobándola . Superada la fase inicial de las dos primeras veces y habiendo hablado con ella de sus sentimientos nos dimos cuenta que existía un gusanillo que ...
... nos corroía y que nos animaba a llevarlo de forma más natural y placentero. Así que optamos por no sufrir y tomarlo como un conocimiento carnal pero a la vez erótico y festivo. De hecho siempre había entrado en mis planes exponer a mi esposa a los ojos de los hombres e incluso entregarla para mi propia satisfacción y concupiscencia. Lo que parecía un tormento devino en juerga más para ella pero con mis sentidos alterados y mis manos temblorosas acariciando mi pene. El día de la cita debíamos llevar a los niños a casa de mis suegros para que no hubiese interrupciones innecesarias . Después de un tiempo , él se atrevió a regalarle ropa íntima e introdujo también juguetes . Una de las cláusulas era que nunca habría contacto durante la menstruación y así podía entregarse más fácilmente al goce . Aprendimos técnicas nunca usadas por nosotros como por ejemplo el acceso anal y otra serie larga de sevicias sexuales. Nos hicimos dependientes e hicimos de ello necesidad. El día de la sesión acudía a la peluquería para estar más guapa y aparecía resplandeciente. Lo que nunca pensé era que las felaciones que practicaban las hacía con gusto y a mi en cambio nunca eran de su agrado. Siempre usamos preservativo porque a ello no tuvo reparos en escribirlo y aceptarlo. Hoy es el día que al finalizar la sesión , los dos nos entregamos con ahínco al sexo y su pasión conmigo se expresa con gritos que me recuerdan lo realizado previamente . Durante el coito me ha ...