El castigo
Fecha: 25/11/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: NenaJoven, Fuente: SexoSinTabues
... colocas el tuyo también. Arrancamos para disfrutar parte del día, pero mi mente no puede apartarse de mi plan. Te encanta sentirme a tu lado, apretada contra ti. Empezamos el paseo suave, por una ruta fácil y conocida. Tampoco quieres alejarnos mucho para que no se nos pase mucho la hora. Además, estas deseoso de conocer mis planes para hoy. Subimos por una carretera de montaña que no conozco y nos aproximamos al sitio. Aprietas mi pierna para llamar mi atención hacia la derecha, entre árboles y esperas mi reacción que no se hace esperar. Te pido que pares la moto, pero no lo harás. Avanzaras un poco más, hasta el mirador para que pueda apreciar toda la belleza del lugar. Que puedo decir, la vista es sublime, estacionas y todavía suelo maravillarme con facilidad ante este tipo de paisajes. Sacas el móvil antes de que me dé cuenta y comienzas a tomarme fotos. "Estoy empezando a creer que necesitas más de un Tera. " reímos, me acerco a ti apartando el móvil y guardándolo en tu bolsillo. Rozo tu miembro casi sin intención solo para ver tu reacción. Te beso, tus manos se aprovechan para pasearse por todo mi cuerpo "que bella es la libertad de movimientos, yo mejor fuese elegido poli. " suelto una risita y pienso darme a la fuga, pero tus manos me sujetan cuando estoy por emprender la huida, me sujetas con firmeza de mí tripita. Tu mano se posa sobre el short y aprietas mi almejita, muerdes suave mi cuello pensando que de esa manera confesare pero estas equivocado. "Sé que no ...
... te voy a sonsacar, laztana. Relaaaajate. " Tus labios juegan en mi cuello, tus manos acarician mi cuerpo, subiendo por mi tripita hacia mis firmes tetitas a las que se aferran, tan solo para comenzar un nuevo descenso. Suben ligeramente mi top, dejando al aire mi ombliguito con el que te entretienes, mientras sigues besando mi cuello y susurrando seseantes palabras en mi oído. Tu mano se desliza sibilina dentro de mi ajustado short, rozando mi lunar, rozando mi pubis. Tu erección no puede ser más potente. Un poquito más y tu mano habrá alcanzado su objetivo, cuando, justo en ese momento, ruidos de motos irrumpen en la tranquilidad del monte. "¡Salvada por la campana!" Nos apartamos un poco, mi cara no puede estar más colorada, sonrojada. Me acomodo rápidamente, el ruido se hace cada vez más cerca. Un par de motos unos hombres con su respectiva pareja que se estacionan no muy lejos de nosotros, el bombillo de mí picardía se enciende. Busco tus labios con uno de esos besos que te ponen a punto, tus manos aferradas a mi culito son muestra de que estas dejándote llevar. Ves cómo me sonrojo y te encanta. Pero la sorpresa también es tuya, cuando vuelvo a la carga, y en esta ocasión, el que se sonroja eres tú. Te dejas llevar y besas mis labios. Tus manos se deslizan por mis pantalones y se aferran a mi culito, sujetándolo con fuerza. Tu boca se desliza por mis mejillas y busca mi cuello que se desplaza a un lado. Uno de los moteros, casi tan alto y corpulento como yo, se acerca a ...