1. Mi primita Luna


    Fecha: 27/11/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... por un cielo negro, encapotado y con pesadas nubes, acompañadas por un viento cada vez más furioso y unos truenos que hacían temblar todo.
    
    Entramos a la casa, y la tía Zulma le sacó en persona la bombachita meada a Luna diciéndole que es una grandulona para comportarse así, y ambos reímos. No quise mirar su desnudez, y Luna me trató de tonto por taparme los ojos.
    
    Me bañé, ordené mi cuarto y dejé velas, linternas y fuentones a mano, porque había unas goteras en el baño y en la pieza de los tíos.
    
    Afuera los rayos gobernaban tiranos y cegadores, y adentro los tíos dormían cuando se cortó la luz, y Luna se quejó porque no podía seguir leyendo. Eso fue lo último que escuché antes de quedarme dormido en mi pieza.
    
    Pero en breve, un rayo sonó como un parlante tronador, y al despertarme descubrí que a mi lado estaba Luna acariciando mis piernas desnudas como casi toda ella, de no ser por una bombacha violeta.
    
    ¡no tenés ganas de contarme una historia de terror?, la tía duerme, y el tío… no sé, pero dale, chupame las tetas tontito!, dijo poniéndolas en mi cara, y comencé a mamar de esos pezones dulces, erectos y calientes mientras ella metía su mano por adentro de mi bóxer para tocarme la pija.
    
    ¡Dale, acabame en la mano chanchito, y después haceme el amor… qué pensás que hacen los tíos ahora?, deben estar cogiendo como locos en una noche como esta… tocame toda, acabá que después te la chupo y me cogés, y dejás de ser un virgo nenito!, decía colmando mi piel de besos ...
    ... ruidosos, fregando sus tetas hasta por mis piernas y masajeando mi pene que no pudo contenerse mucho tiempo. Sacó su mano enchastrada de mi pubis, la lamió, se puso como perrita sobre mis piernas, me corrió el bóxer y me olió la pija.
    
    No podía verla, pero por el tono de su voz le gustó pasarle la lengua y sentir que empezaba a crecerme con prisa. Se la metió en la boca, y tuve la sensación de querer clavársela en la garganta, que me la muerda, la mastique y que la saboree toda.
    
    Pero entre los truenos resonó la voz grave y asmática del tío.
    
    ¡lunaaaa, dónde estás hijaaa, estás bien?!
    
    Ella salió de inmediato de mi pieza y le dijo que yo le había pedido una vela. Entonces tuvo que acompañarlo a ver qué pasaba con la tía que se sentía mal y no salía del baño. La pobre había visto una víbora en el pasillo, y presa del pánico se encerró allí. Por suerte no fue grave. Pero Luna esa noche no volvió a mi cuarto. Me dejó re loquito con su perfume y su olor a sexo en la sábana, y no paré de pajearme hasta el amanecer.
    
    Al otro día estuvo nublado, espeso y eclipsado por el canto de las ranas clamando por más agua.
    
    Luna y yo no podíamos evitar mirarnos con deseo. La luz regresó al mediodía, justo cuando la tía servía un pastel de papas.
    
    La siesta se consumió entre películas y mates con pan casero. El dulce de frutillas de la tía es pura divinidad de los dioses!
    
    A la noche hubo sopa y salchichas para Luna, y afuera la tormenta desplegaba su repertorio nuevamente. Esa ...
«1...3456»