1. Forzada por mi madrasta


    Fecha: 28/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Estábamos viviendo en una finca cerca de la ciudad, una tarde regresé muy temprano de clases y oí unos fuertes gemidos de placer, me acerqué curiosa y vi a mi madrasta teniendo sexo salvaje con un peón de la finca.
    
    Yo me la llevaba muy mal con ella y le dije que la acusaría con mi padre. El muy bobo estaba enamorado de aquella perra. Ella me tomó por el brazo y le dí una cachetada. Eso la enardeció y me tiró a la cama. Allí me inmobilizaron con unas esposas y razgaron toda mi ropa. Quedé desnuda e indefenza. Cógetela, le ordenó ella al negro, entonces sentí miedo y asco. Aquel peón era un negro muy fuerte con un pene inmenso. Les rogué que me dejaran, que no diria nada, y que era virgen. El hombre sonrió maliciosamente y colocó una almoada bajo mi cadera. Mis piernas abiertas y atadas a la cama, y aquella almohada bajo de mi me dejaron totalmente expuesta. El hombre puso un lubricante muy baboso en mi vagina y empecé a llorar. El se montó sobre mi y deslizó su enorme sexo en mi vagina de un golpe. Di un grito de dolor al perder mi virginidad, aquel hombre me hizo suya con lujuria, diciendome que a las putas como yo se les cogía así. Sentí su eyaculación dentro de mi. Al sacar su pene propuso darle ...
    ... una tarde de fiesta a los "muchachos", mi madrina estuvo de acuerdo, pero le dijo: Me parece muy bien, pero primero me la desvirgas por el culo. Aquello fue peor, y quedé rendida de dolor.
    
    Esa tarde todos los peones de la finca, 9 en total, me hicieron lo que les dió la gana.
    
    Tres horas después mi madrasta me llevó a mi computadora y me enseño varias fotos. Me veía con varios hombres y no parecía que estuvieran violandome. Me dijo: Si dices algo le diré a tu papá que me acusas porque te pillé muchas veces. Yo lloraba humillada, avergonzada y accedí, entonces el amante de mi madrasta me dijo: Ven, voy a bañarte, mira como chorreas semen por tus agujeros. Los hombres rieron y se vistieron para irse. El me manoseó a placer y me forzó a satisfacerlo oralmente. Desde ese día mi madrasta me obligó a dormir con un hombre diferente cada noche, cada 9 días se repetía el ciclo. Con el tiempo empecé a disfrutar aquello. Me enamoré de un chico mayor y me case con el, pero lo dejé por no resistir la monotonía. Mi padre y mi madrasta volvieron a la ciudad y yo a la finca. La mayoría de los peones se ha ido, pero aún duermo con un hombre diferente en un ciclo de 12 días, todos están felices de tenerme como patrona. 
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