EL SHOW DE MARTHA
Fecha: 06/12/2019,
Categorías:
Fetichismo
Autor: SeñoraFetichista, Fuente: SexoSinTabues
Hemos pasado días malos en el último año, desde que quebró la mediana empresa de muebles finos que heredé de mi padre cuando tenía 22 años. La hice prosperar notablemente con mucho trabajo y administración apropiada. Pero he perdido todo lo que de ella quedaba en los últimos asuntos laborales que tuve que afrontar. En aquellos años prósperos, conocí a Martha en un burdel donde volvía locos a los parroquianos con sus bailes profundamente eróticos de desnudo total donde tantos hombres excitados pagaban por beber de sus senos duros y pequeños el sudor brillante que la hacía verse tan deseable, y por penetrar, a veces frente a todos, su aromática vulva hasta inundarla con su semen. Cuando la vi danzar por primera vez ante tantos hombres embrujados, seguí acudiendo a verla durante muchas noches, embrujado también. Tardé en animarme a ser su cliente y, cuando lo hice, desee con toda el alma tenerla sólo para mí, para que su boca sabia fuera mía nada más, y sus senos y sus nalgas y toda su piel y su vagina y su cabello y toda ella fueran nada más para mí. Pero todo eso seguía siendo de quien pagara su precio. Ella es cinco años mayor que yo. Morena frondosa de ojos profundamente negros, de nalgas abundantes y senos pequeños, me llenó de deseo a grado tal que una madrugada, después de su trabajo, la llevé a mi casa y durmió conmigo hasta el mediodía. Y desde entonces, solía llegar en taxi a dormir conmigo. Hasta que, harta de aquella vida dura, se quedó a vivir conmigo. Ocho años ...
... conmigo. Martha tiene 35. Hace dos meses que cerré mi empresa. Martha me ha propuesto volver a su trabajo mientras vuelvo a encauzar mi vida laboral. Hemos platicado algunos días sobre eso y he aceptado que vuelva al burdel, sólo mientras me encamino nuevamente. Hace un mes que Martha danza nuevamente en su viejo burdel. He ido por ella de madrugada y me ha tocado verla hacer su trabajo varias veces. Hace unos días vi cuando un tipo joven la besaba con lujuria. Lo vi hundir sus dedos en su vulva y separar sus nalgas morenas y abundantes para tocarle el ano un rato mientras ella parecía no dar importancia a eso. Luego, le entregó un billete y la despidió con un par de nalgadas que ella pareció gozar. Martha ya no es una jovencita y debe hacer méritos para seguir en el burdel. Ha añadido a su show algo en lo que se especializó conmigo: la lluvia dorada. Martha sale al escenario ante los ojos de unos treinta hombres y se deshace de su vestimenta, pieza por pieza, siguiendo una música apropiada hasta quedar desnuda y descalza. Abundante, bella y perversa, la vi poner los dedos de uno de sus pies en la boca de un hombre maduro, quien los lamió a ojos cerrados mientras se masturbaba hasta el orgasmo. Luego el otro, en otro hombre que gemía de placer al lamer los dedos de los pies de Martha. Martha se ha puesto de espaldas a un cliente y se ha acercado abriendo sus grandes nalgas morenas para recibir un beso en el ano. El tipo, por supuesto, ha aceptado hacerlo y ha recreado allí su ...