1. Doble placer en un día


    Fecha: 13/09/2017, Categorías: Incesto Autor: Svett, Fuente: CuentoRelatos

    ... Se levantó y me subió en sus brazos para llevarme a la cama, yo lo veía con los ojos llenos de lujuria y el sonreía complacido de ponerme así. Me acostó y se quitó la ropa dejando ver su cuerpo de atleta y le colgaba un burro enorme y muy grueso, se subió a la cama y me acerque a él tomando su gran verga en mis dos manitas que no alcanzaba a rodear su cilindro tan gordo. Pensé metérmelo a la boca, pero él me pidió que me pusiera como perrita y obedecí, le ofrecí mis nalgas paradas y las piernas abiertas y me prepare para el banquete que se comería mi sexo, lo coloco en la entrada a mi fuente de placer y me la sambutió despacio, pero sin detenerse tomándome de las caderas. Me raspaba lindo las paredes vaginales y yo me movía ondulando mi cuerpo al tiempo que me hacía sentir estertores de placer, él me dijo que lo excitaba mucho mis movimientos como de culebra y me soltó las caderas y me dijo que fuera yo la que moviera su garrote.
    
    Encantada de saber lo que causaba me moví mas y de manera sensual hacia atrás y adelante para que su palo entrara y saliera de entre mis labios de vulva. Escuchaba sus gemidos con su voz ronca de placer y yo me seguía estremeciendo con las caricias internas que me daba su cosota, descubrí que al bajar mis caderas me presionaba el clítoris y el también gemía con más fuerza, entonces así lo hice y a él le pareció mejor, me dio cada vez más fuerte sus embestidas y se acostó sobre mi aplastándome en la cama igual que ...
    ... lo hizo Andrei la segunda vez que me hizo suya.
    
    Así, cogiéndome desde atrás y tomándome de los hombros, me taladro mil veces; la cama se movía y hacia ruidos fuertes que se mezclaban con los nuestros, era un concierto de placer y movimientos hasta que sentí que me llagaba la satisfacción sublime de ser mujer, se metió el paraíso en mi cuerpo y me atacaron estertores en el vientre, respiraba rápido y profundo con la bocota muy abierta. Entonces el también dejo de moverse y me sambutió hasta lo más hondo su pedazote de carne y como una manguera con mucha presión, soltó chorros de leche caliente que me llenaron y también sentí como salía despedida su leche que ya no cabía en mis dentro mojando las sabanas. Iván no emitió sonidos, solo me aplastaba sobre mis nalgas y tomándome con fuerza de mis hombros y su garrote muy metido bombeando hasta quedar vacío.
    
    Ya terminado, me lo saco y se acostó a mi lado diciéndome miles de cosas lindas y lo feliz que era. Me pregunto si había tomado precaución porque el llevaba condón, pero con la emoción se olvidó usarlo, yo le dije que sí y entonces lo abrace y nos quedamos mucho tiempo así. Acordamos vernos cada viernes para hacer el amor en nuestro nido, que era un motel conectado al antro que estaba atrás.
    
    Me llevo a casa, pero no pude dormir pensando en la gran satisfacción de haber tenido dos hombres que me llevaron al cielo sexual en un solo día. Con el tiempo Iván se convertía en mi primer esposo. 
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