1. Mi tio. Una sorpresa inesperada.


    Fecha: 18/12/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... tu, me dijo con una sonrisa. -Aqui entre nostros, empezó a decirme con una voz baja, la desnudez no me molesta, si pudiera me la pasaría desnudo todo el día. -Tu también puedes desnudarte si quieres, no pasa nada, somos familia recuerda, me dijo con una voz más animada mientras me golpeaba el hombro. Yo intentaba mantenar contacto visual con el mientras hablaba, pero me era muy dificil, lo que quería era ver lo que había entre sus piernas y que tenía solo a unos centímetros de mí. Me sorprendió que me dijera que le gustaba la desnudez y que me hubiera invitado a hacerlo también, no desaproveché la oportunidad y le dije que eso lo explicaba todo, que no había problema, que no me molestaba en absoluto. -Que bueno hijo, porque con este calor ni pantalón se quiere poner uno, me dijo. -Si, tienes razón esta horrible, le dije. -Sale pues, voy a preparar la cena. ¿Que quieres? Puedo hacer huevos con salchicha, me dijo entre risas mientras bajaba a la cocina. Así pasaron los días y los meses. Mi tio siguió andando desnudo por la casa, aunque siempre mantenía sus shorts cerca por si alguíen llegaba de imprevisto. Yo jamás me desnudé delante de él. A medida que pasaba el tiempo mi tio se volvío más "juguetón" conmigo. Durante los primeros días cuando llegaba a la casa me recibía abrazandome y me preguntaba como me había ido. Siempre preguntaba si tenía ya novia, a lo que yo le respondía que no, que no quería tener en ese momento por falta de tiempo y el solo se reía. Pasados unas ...
    ... semanas se volvío mas pícaro, había ocaciones en las que estaba yo de espaldas, el pasaba y me daba una nalgada y me decía ¡pongasé a hacer algo de provecho! o simplemente me daba una nalgada sin razón alguna, cuando lo hacía sentía una sensación muy placentera que me recorría todo el cuerpo, yo también quería agarrarlo de nalgadas, pero no me atrevía. Seis meses después, ya había forjado yo una relación fuerte él, no solo lo ayudaba en la casa, saliamos a jugar fufbol, a correr, o nos sentabamos a platicar en la plaza de cosas sin importancia. Nos llevabamos bastante bien, así que un día pensé: Le daré una nalgada cuando vea la oportunidad, no creo que se moleste. Y así lo hice. Un día llegando del trabajo, lo ví reparando la puerta de un gabinete de la cocina, estaba de pié y como siempre, no tría nada puesto. Dejé mis cosas en la sala y me dirigí a la cocina, al entrar a la cocina no saludé a mi tío, quería hacerlo después de darle la nalgada, había un dispensador de agua junto al gabinete, tomé un vaso, me armé de valor y me dirigí al dispensador. -¡¿Que hay tio?! ¿Comó estas hoy? Le dije mientras mi mano chocaba con su nalga izquierda. Le dí tan fuerte que el sonido se escucho en toda la casa por el eco. -¿Que pasó manu? ¿Y eso que fúe? Me dijo con un tono serio. -Nada tio, solo te saludé. -¿Y a nalgadas me saludas? Me dijo aún mas serio. -Tu siempre lo haces tio, siempre me andas dando nalgadas, pensé que no había ningún problema. Le dije con una voz nerviosa. -Si, pero tu ...