La Vida es un Sueño Parte 2
Fecha: 20/12/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: ioelmejor69, Fuente: SexoSinTabues
... tocaba el cielo, la ternura era exquisita. -¡Es muy hermosa! ¡Tiene un rico aroma! -¿puedo probarte mama? –No conteste, gemí, lleve mis manos abajo y abrí con mis dedos para que viera mejor. Tímidamente con la lengua de fuera me beso, recorrió a besos toda la zona y repentinamente concentro besos y lamidas sobre mi clítoris, resultaba fabuloso, con mis manos guie los movimientos de su cabeza, la mantenía fija cuando y donde la necesitaba los jugos escapaban y de pronto estaba penetrando con su lengua, mi cuerpo inicio sacudidas y temblores, dentro de mi empecé a sentir las ansias de una penetración, mi vagina se abría y cerraba en busca de la invasión definitiva para culminar mi placer. -¡Mamita, sabes riquísimo! ¡Eres el mejor de los licores! ¡Deseo beberte completa! Decía mi hijo entre lamidas y caricias, -¡Enséñame mama! ¡Dime que hago! ¡Quiero hacerte feliz! -¡Lo haces mi niño, lo haces! Por su propio instinto o por información, mi hijo se colocó entre mis piernas nuevamente y tomando con su mano su herramienta, la coloco justo en el centro, con prisa empujo y con el golpe de sus caderas invadió casi el total de mi vagina, todo había sido muy rápido, mi sensación de plenitud estaba olvidada, en ocasiones yo tímidamente metía solo alguno de mis dedos, ahora me sentía empalada e incapaz de moverme, mi hijo sin saberlo siguió empujando, no paro hasta que nuestras pelambres se unieron totalmente, aplasto por completo mi cuerpo, se quedó quieto, como disfrutando y reposando ...
... el fondo de mí. Los espasmos de mi vagina eran incontrolables, mi hijo sin moverse me estaba llevando a la cúspide del placer, habían pasado muchos, muchos años añorando esa sensación, los orgasmos provocados por la masturbación, son satisfactorios, pero esto era lo máximo, mi hijo me abrazo más fuerte y con sus caderas empezó a moverse de adentro hacia afuera, solo lo hizo tres o cuatro veces cuando repentinamente sentí crecer y expandirse a su herramienta, gozo soltando un grito como aullido, cuatro o cinco latigazos de su leche en mi interior, sabia como eran de abundantes, lo había visto en el baño y ahora lo sentía. Se mantuvo rígido dentro de mí, sus movimientos de afuera hacia dentro se reanudaron, atacaba con energía, los golpes en mi clítoris hacían que yo vibrara, ahora yo era la que gemía y suspiraba, comencé a gritar -¡Mas, más, dame más! No sé cuantos minutos pasamos a ese ritmo, yo sudaba y mi hijo sobre de mí, los temblores los compartíamos y empezamos a besarnos y devorarnos mutuamente, la saliva mía y suya se mezclaban y escurría por todos lados, de pronto nuevamente mi hijo se puso rígido, le pedí un poco más y ahora juntos nos sacudimos en un placer más allá de todos los placeres, su corrida y la mía habían coincidido a plenitud, los espasmos de mi vagina exprimían los restos de su lechada. Permanecimos quietos y abrazados por unos minutos más hasta que recuperamos el ritmo natural de respiración. Mi hijo, salió de mí, su herramienta aún se mostraba poderosa ...